The disaster artist | POPCOKEN


“I did nat hit her, i did naat, oh... Hi Mark”


No sé muy bien cómo comenzar esta crítica. He de admitir que pocas veces me he sentido tan superado por “el fenómeno” ante mi. En una sola noche he visto 'The room' y 'The disaster artist' y, he de admitir que me siento completamente desbordado. Todo el entramado cómico en torno a Wiseau me ha pasado de refilón, la dichosa frase de cabecera de esta crítica la he escuchado un par de veces en internet, pero nunca había sabido de dónde salía, hasta hoy, y no me alegro de saberlo.




'The disaster artist' puede que sea la gran oportunidad de James Franco para por fin ser la figura icónica del cine que lleva tanto tiempo buscando, o puede que no. Puede que simplemente sea lo que parece, un homenaje, una parodia. Su propio y único “traer a Tarzán de vuelta a la civilización”, los que ya hayáis visto 'The room' lo entenderéis, y los que no... os deseo lo mejor a todos. James Franco nunca ha sido uno de esos actores, directores, productores o escritores cortados por un patrón mainstream. Es decir, lo intentó con Spiderman y con '127 horas' —de dónde salió nominado al Óscar— pero nunca recibió su fruto.




 Después fue floreciendo como una verdadera figura artística —antes y después de Lana del Rey— y ahora vuelve a estar en el candelero, con —mínimo, a fecha de hoy— la concha de oro de San Sebastián y un globo de oro a mejor actor por “mejor comedia o musical” y, esto último está particularmente mal. Si algo no es 'The disaster artist' es una comedia. Lo siento mucho, ni si quiera 'The room' me lo parece, no tienen ninguna de las dos un ápice de gracia, salvo por la contagiosa y mágica risa de Wiseau, claro.




 'The room' es un desastre a todos los niveles, imagino que bajo el efecto de las drogas o con amigos tiene que ser la leche, pero vista en solitario es una incógnita detrás de otra, como: ¿Por qué estoy comiendo palomitas viendo porno? O esta gente ¿están todos locos, no? O ¿dónde está la cámara oculta? Es que si no fuera por que he visto 'Movie 43' podría decir que he visto la peor película de la historia.




La trama de 'The disaster artist' es un cómo se hizo, fusionado con la mitología en torno a la propia película, todo ello adaptado por James Franco y sus amigos. Tras toda la parafernalia y el mito, nos queda la figura de Wiseau, que, sea intencional o no, se nos presenta como un hombre extraño y siniestro, con unas taras y complejos tan palpables que la película por momentos se vuelve amarga y extraña. James Franco, con una peluca pobre y unas lentillas del mismo calibre, se convierte en el mito. Es decir, si comparamos un fotograma con la fuente original, realmente parece más una parodia que una actuación. Pero si vemos la película en sí, James Franco se adueña de la escena. 




Lo triste es que verla en el cine va a ser muy seguramente tirar el dinero a la basura, a menos que se vea en versión original. Esta película es intraducible, y la recreación del acento y voz de Wiseau que hace James Franco son tan icónicas y magnificas que quien lo vaya a traducir y doblar va a saber de antemano que está condenado.




La no comedia avanza y sus tintes dramáticos, con un buen ritmo de la mano del director —también James Franco— hacen que me pegue a la butaca, pero no me quito una sensación de encima, y es que; esta película no se puede entender del todo sin haber visto la fuente original. Y me da igual que hayan puesto unas cuantas escenas al final comparando. Eso sólo amerita el trabajo de recreación y parodia por parte de los hermanos Franco. Yo no he dejado de verlo así, para entender bien 'The disaster artist' hay que ver, padecer y disfrutar 'The room'. 




Porque sin una imagen mental de referencia, sin esa extravagancia gestual o lo que quiera que Tommy Wiseau haga con su voz, no se puede entender por un par de referencias. Es como tratar de asimilar 'Saving Mr.Banks' sin haber visto 'Mary Poppins'. Sencillamente me parece imposible. Aunque igual sin ver el trabajo real de Wiseau sí pueda parecer una comed...No, tampoco. Cómo traslada James Franco la figura del “cineasta” es tan expositivo, turbio e irritante que tomarlo como comedia me hace atragantarme. Más bien me parece una forma de tratar de encajar películas perdidas en una categoría y poderlas premiar así de alguna forma, ya que de cualquier otra hubiera sido imposible.




Ahora bien... James Franco como director en 'The disaster artist' sabe lo que hace, porque el ritmo, tono y desarrollo de personajes, dentro de la exposición-parodia-recreación que son, funcionan muy bien. El entretenimiento está asegurado y la carrera de Dave Franco pinta mejor que nunca, pero como director en este filme, al tiempo tan suyo, no se ha arriesgado.




 Ha tirado de manual y se ha limitado a dejar que la historia hable por sí misma, presuponiendo que el “fenómeno Wiseau” es lo bastante grande como para suplir los huecos que su formalismo deja. Y yo que me esperaba una película por la que posicionarme hacia los Óscar, contra viento y marea, me encuentro con un ejercicio expositivo pero sencillo. Falto de esa vida y ese talento que creo que tiene tan bien guardado James Franco. O igual aquí el que vuelve a fallar, como con 'Lady Bird', soy yo, que vuelvo a esperar demasiado de una película que vuelve a ser contar una historia y créditos.




Personalmente me choca, sin terminar de funcionar, todo el mensaje de leyenda y artista incomprendido que manda 'The disaster artist' con el arriesgado gesto que tuvo James Franco con Wiseau en los globos de oro. Si, vengo a traer a Tarzán de vuelta, pero es mi momento y nadie me lo va a pisar. Esa actitud está también en la película. 'The disaster artist' se quiere sumar al mito y al meme, pero no quiere ser puesta a tela de juicio. Se puede apreciar por cómo se amolda al mito y no clava la daga en las preguntas que hubieran humanizado, caricaturizado y resaltado a su personaje “icónico”.




 Toda la lectura del filme sobre Wiseau como figura de poder, sobre sus traumas de infancia o sobre su sexualidad o problemas con el control, pasan volando. Se cita su existencia, porque el filme lo necesita para hacer avanzar la trama y construir una estructura —lo suficientemente— sólida, pero no se eleva tan alto como nos quiere vender. El retrato es efectivo y funcional, pero no va más allá. Y esa sensación de medio camino recorrido hace que 'The disaster artist' pierda casi todo el fuelle en su recta final, donde casi le faltaba poner en letras bien grandes “lo hizo un mago” para justificar toda la trama.





'The disaster artist' no es nada mala película si se ha visto 'The Room', pero sí es una película de transición. Tenemos a ratos a ese James Franco vacilón y payasete, que sólo quiere pasarlo bien con los amigos, y otras tenemos al artista serio. Un artista que quiere contar una historia, dejando que el relato hable por sí mismo —mecanismo complejo de ejecutar bien—, pero el ejercicio falla y no termina de cuajar del todo. Es un gran avance, pero no es un asentamiento, no se antoja definitivo.




 Si en un futuro James Franco recibiera el Óscar a mejor director, no voy a ser yo quien se extrañe; pero hasta que decida si quiere seguir pasándose el porro con los colegas o hacer una gran película, yo estaré esperando. Disfrutando de su interpretación de Wiseau, de esa risa magnética y tratando de hacer como que no he visto 'The room', al mismo tiempo que: ni quiero olvidar algunas escenas, ni puedo borrar otras de mi cabeza.




Nota: 7,1

Jorge Tomillo Soto-Jove

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