—“¿Para qué nos caemos...? Para aprender a levantarnos”—
Por fin ha llegado el
momento de ver a Batman como se merece, tomado en serio. Esa era la
idea de Christopher Nolan y David S. Goyer. Quienes, en 2003 comenzaron a
escribir un guión que resaltase el contraste de las motivaciones de
Bruce Wayne y de Batman, pero que al mismo tiempo tomase un enfoque
humano y más cercano al realismo que sus predecesoras. Para
establecer este tono, Nolan y Goyer estudiaron obras como El largo
Halloween.
He leído que Nolan creyó
haber escrito él los orígenes de Batman ya que “no conocía
fuente donde se tratasen”. Aunque me resulta poco creíble dado el
increíble parecido de la historia, y su estructura, con Batman: Año
uno, cómic publicado en 1988. Pero bueno, lo dejaremos como
anécdota.
Como la elección de Christian Bale para portar el manto
del murciélago. Bale, en su prueba de casting —la cual realizó
con el traje donado por Val Kilmer, salvo la capa, que no saben dónde
acabó—, según una entrevista concedida años más tarde, le
confesó a su mujer que creía haber perdido totalmente el papel, ya
que había decidido añadir la brusca voz de Batman por su propia
cuenta, tras haberse documentado leyendo varios cómics.
Los
productores y Nolan dijeron que Bale tenía la luz y oscuridad en la
medida exacta como para ser el actor ideal para interpretar a ambos
personajes. Así podría ser un buen Bruce Wayne, al mismo tiempo que
ser Batman; cosa que sus predecesores no habían conseguido. La
crítica siempre se decantó por un aspecto de todos ellos. Algunos
eran buen Batman, otros un buen Wayne. Christian Bale, tenía el
talento y la oportunidad para representar correctamente a ambos.
Tal era el entusiasmo del
actor que recuperó el peso perdido para 'El Maquinista' —unos
cuarenta y cinco kilos— y tuvo problemas por ello, debido a que le
echaron en cara que su físico parecía demasiado grande, en ese
momento, para ser un Batman que diera el pego como un peleador de
movimientos ágiles, y no toscos. Bale aceptó las críticas y bajó
de peso a tiempo para iniciar el rodaje sin retraso alguno. Hay otras
curiosidades menores, como que Gary Oldman iba a ser Ra's Al Ghul,
pero terminaron por darle el rol a Liam Neeson porque, al haber
encarnado otros papeles de maestro, el espectador se vería en un
shock mayor al encontrarlo como villano. Pero esas curiosidades
quedan a vuestra disposición para ser encontradas.
'Batman Begins' es
lo que ninguna de sus predecesoras supo ser por entero, una buena
película, y una declaración total de intenciones. Esta vez el
superhéroe iba a ser algo más que un mero objeto de marketing, para
vender todo tipo de productos para niños bajo su sello. Enmascarando
en todo ello generosas dosis de contenido con alta carga sexual,
porque, con algo se tienen que entretener los adultos al llevar a los
niños al cine ¿no?. Y es que ese era el problema de todas ellas.
Que eran películas realizadas por adultos siniestros, “diseñadas”
para una audiencia infantil, y los bolsillos de sus padres. Porque los
shuperhéroes y los cómics, son estúpidas cosas de niños, sabido
es.
Lo triste es que, el hecho de que la producción de 'Batman
Begins' comenzase dos años
antes de su estreno, es únicamente porque la lamentable 'Batman
& Robin' fue destrozada por
la critica, por el público y por la taquilla. Pero si la taquilla
hubiera funcionado, hubiéramos tenido Batman Triumphant, y todo tipo
de sandeces, hasta tener a Batman bien muerto y enterrado. Por ello,
mis halagos no se dirigen hacia Warner por haber dado tiempo a Nolan
y Goyer —y todo el equipo que trabajó junto a ellos—, si no a
estos por haber estudiado el producto que querían trasladar al cine
y haberlo tratado con dignidad.
'Batman Begins' tiene
una regla muy clara, que es que para poder mostrar un Batman
coherente e imponente, primero tienes que escribir sobre Bruce Wayne,
y hacerlo bien. No basta con poner a un chico guapo en una mansión,
no. Wayne tiene que ser humano; tiene que cometer errores, tener un
discurso ensayado y fallar una y otra vez hasta que ese discurso vea
su verdadera forma. Así pues, tendremos una hora y un poquito más
donde no veremos nada de nada de Batman per sé. Veremos a un chico
traumatizado que se culpa por la muerte de sus padres, alzado en los
peores valores posibles para afrontar sus miedos, los de un
terrorista idealista. Aunque, por otro lado, verá sus errores y
pantomimas puestas a prueba por otra panda de idealistas; sólo que
estos sí que creen en él y harán lo que sea para reformarlo, lo
sepa o no.
Cuando Bruce Wayne caiga, estará Alfred para hacerle
entrar en razón, y educarlo. Cuando su pomposidad y discurso
justiciero flojeen, aparecerá Rachel para enseñarle cómo se
comporta la justicia realmente, y cuales son sus verdaderas
necesidades. O Lucius Fox, que se interpondrá entre su percepciones
de sí mismo como héroe y empresario playboy manipulador, para
dejarle claro que, antes de ser fiel al símbolo del héroe, primero
tiene que serle fiel a sus propios ideales. Aunque le lleve un tiempo
encontrar cuales son. Incluso Falcone le dará un par de rápidas
lecciones sobre cómo es la vida y cómo se comportan los criminales.
Este Bruce Wayne está aquí para caer, caer, y ya luego, con parte
de la lección aprendida, levantarse. Una vez ahí, podrá tomar la
máscara, el eyeliner y portar la capa de Batman, para convertirse en
el ideal de justicia que se propuso ser desde el principio.
No
os voy a engañar, esa es la parte positiva del filme. Pero hay una
negativa, porque... sí, esta película es la primera buena peli de
Batman, pero está lejos de ser perfecta. Una de las cosas que la
hace ser tan entretenida, la hace también tan sumamente pesada en
cojunto: Christopher Nolan. El británico, definitivamente sabe lo
que hace y tiene mucho talento, pero se pierde en sus propios
detalles. No deja al público respirar y termina por crear una falsa
atmósfera de sofisticación, que se viene abajo una vez uno piensa
realmente más allá de la lógica de Batman.
Me refiero
concretamente a todo el entramado del plan de Ra's Al Ghul. Toda su
idea de destruir Gotham evaporando un veneno vertido en el agua, da
esa sensación de complejidad y de cabos atados, pero en sí es
estúpida. ¿Se puede pasar por alto y disfrutar de la película? Si
y no. Si, porque el resto funciona muy bien y su ritmo te atrapa, pero
no, porque si un problema real tiene 'Batman Begins', es
que se acabe haciendo cargante. Dura dos horas y media y, sin toda la
tontería del microondas, podría haber durado dos horas.
Sin toda
esa grandilocuencia y palabrería, tan bebida de sí misma, —muy sello de Nolan— el filme hubiera subido de categoría, pasando de
buena a importante. Pero me gusta pensar en otro detalle cuando
recuerdo sus fallos, un detalle que no tienen su secuelas. Y es que
'Batman Begins' estaba
pensada para que también la pudiera disfrutar un público joven, no
niños de cinco años, pero si niños al fin y al cabo, sin
ridiculizar al personaje. Y se nota en toda esa narrativa tan
reiterativa en torno al tópico del miedo.
Esa insistencia por
dejarnos esos detalles bien grabados, rebaja su tono oscuro y adulto
y lo acerca por momentos a un lenguaje más asequible e infantil, que
todos los espectadores puedan seguir. Eso sí, esa concesión iba
desaparecer rápidamente en su secuela, pero le da a 'Batman
Begins' ese tono aventurero y
algo fantástico que para mi la hacen tan disfrutable. Por fin Batman
tiene una película a la altura del personaje, y está aquí para
quedarse —al menos otra película más—.
Nota:
7,5
Jorge
Tomillo Soto-Jove
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