—Lo
siento, pero no. Eso sí, olé Frances McDormand—
Un
cubo de palomitas y una gala por delante que afrontar. Ya sabéis cómo veo yo
los Óscars cada año. Y aunque no haya sacado una quiniela, ya que no llegué a
tiempo, me dispongo a desglosar esta gala en cinco puntos a destacar. Y lo hago
de forma tan concisa, porque si lo hiciera como acostumbro, saldría una reseña
mucho más negativa y odio publicar artículos únicamente negativos.
Jimmy Kimmel, esta
vez sí.
Este
año hemos vuelto a tener a Kimmel dirigiendo la 90 gala de los Óscar, fecha muy
señalada que, extrañamente, no ha tenido ningún tipo de relevancia en la ceremonia.
Eso sí, las cosas claras; tras el fail del año pasado, Kimmel ha sabido ser un
muy correcto y acertado maestro de ceremonias para los Óscar —por mucho que
Frances McDormand le robase el show, out
of nowhere. No sólo ha estado bien sin ser cargante, cosa que le resulta
muy fácil normalmente, si no que ha encontrado cómo mantener el tono y el ritmo
con muy buena mano.
Siempre se ha sabido mantener entretenido y han conseguido
hacer una gala amena, más corta de lo habitual y todo ello con el mérito extra,
dentro de un año tan mediocre como 2017. Además digo esto siendo un anti fan de
Kimmel, ya que me cuesta tolerar su presencia, pero no puedo negarle el gran
trabajo que ha llevado a cabo este año. Eso y las narices que han tenido
presentando el premio a mejor película igual que el año pasado.
Gracias a todo lo sagrado, esta vez no hubo fiasco, ni fail alguno. Bueno, ni fail alguno más allá de darle dos premios peso pesado a ‘La forma del agua’, claro. Aunque para alegrarnos, podemos hacer memes de Jennifer Lawrence o de la cara de Nolan sabiendo de sobra que este año tampoco lo iba a ganar.
Gracias a todo lo sagrado, esta vez no hubo fiasco, ni fail alguno. Bueno, ni fail alguno más allá de darle dos premios peso pesado a ‘La forma del agua’, claro. Aunque para alegrarnos, podemos hacer memes de Jennifer Lawrence o de la cara de Nolan sabiendo de sobra que este año tampoco lo iba a ganar.
Premios Técnicos
Sorprendentemente,
la gala de este año no ha sido aburrida durante el punto intermedio. Ha sido
mala de comienzo, y luego ha ido ganando un tremendo interés de una forma
sorprendentemente justa. A ver, nadie lo esperaba y yo tampoco, y se hizo
realidad: ni ‘Dunkirk’ ni ‘Blade Runner 2049’ iban a ganar los premios
importantes, pero saquearon los premios técnicos, y se los merecían todos, pero
también otros años y no se los suelen llevar. O esa sensación tenía yo.
Además
queda esa sensación agradable de que no han sido “premios de relleno”. Hace un
minuto que terminó la gala mientras escribo esto, pero no caigo en el “truco”
concreto que le ha dado a una gala con películas tan pobres —salvo una o dos excepciones—, un ritmo tan
agradable. Aunque no me quito la sensación de que estaban nominadas todas las
presentes por nominar a alguien, ya que para mi gusto ninguna de las nominadas
merecía los premios de dirección y mejor película. Lo siento mucho, pero lo veo
así. No era el mejor año.
Emma Stone, beast
mode v2
Natalie
Portman hizo el primer beast mode
cuando dijo aquello de “…los HOMBRES nominados a mejor director son…”. Para
esta gala de los Óscar, Emma Stone, que como el resto de los mortales sabía que
Greta Gerwig no se iba a coronar como “mejor director”, (ya que es ese premio
que la academia acostumbra —como casi todos— a otorgar a hombres blancos con
cierto reconocimiento y popularidad) tomó el testigo de Portman y anunció el
premio diciendo que “Aquí están los cuatro hombres y Greta Gerwig nominados a
mejor director”.
Luego el premio se volvió tan rancio y previsible como cabía
esperar —e inmerecido, lo siento Del Toro—, pero tuvo ese momento de sacarle
brillo que tan bien sentó en este jardín de nabos.
Posiblemente
uno de los momentos más dulces de la noche, junto a ver a Gary Oldman recoger
el Óscar a mejor actor y el premio a mejor película extranjera para la Chilena ‘Una mujer Fantástica’.
Ya hubiera sido precioso
que esta película —o en el futuro otras con la misma temática— llegasen a la
“parte alta” de la parrilla, pero bueno, tampoco pidamos imposibles a la
academia, que bastante tiene con no prohibir la entrada a sus instalaciones a
todo aquel que no sea un hombre blanco adinerado. Y ya que hablamos de momentos
dulces, tengo que decir que…
Olé, Frances
McDormand
La
actriz ganó su segundo Óscar y no desperdició la ocasión para meter el dedo en
la yaga de la academia y hacer correr ríos de sangre. Igual sí que tiene mucho
de ella su personaje de ‘Tres anuncios en
las afueras’, ¿no?. Fue un gustazo ver cómo Frances, tras recoger su
premio, perdía a sus compañeras presentes en el teatro que se levantasen, que
compartieran todas juntas ese momento.
He de admitir que al ver cómo una tras
otra se levantaban orgullosas, se me pusieron los pelos de punta. Era como ver
un pequeño paso hacia delante, en directo. Paso que se coronó cuando la actriz
pidió igualdad de trato, para que a las mujeres se les propongan contratos,
papeles, proyectos… en los despachos y no en las fiestas.
Una vez más olé,
Frances McDormand. Porque debería dejar de darnos miedo la figura de la mujer,
y por miedo quiero decir palabras peores; como odio, asco e inseguridad —o
Weisntein—. Espero que esta corriente sólo tenga un rumbo ascendente, aunque la
academia siempre acabe tirando a un perfil más conservador, pero bueno, tampoco
se pierde nada por intentarlo.
El timo del agua
Lo
vuelvo a decir sin ningún problema; este año nadie merecía realmente por
talento, forma y acabado ganar ni el premio a mejor director —por bonito y
avanzado que hubiera sido coronar aquí a Greta—, ni el de mejor película. Por
ello me asqueó tanto ver cómo se lo llevaba ‘La forma del agua’. Un resultado tan inmerecido, como a la moda.
Porque, sí, Del Toro se merece este reconocimiento, pero al igual que Margot
Robbie, no por esta película. Es genial que haya sido una noche tan latina,
pero la cinta de Guillermo Del Toro resulta tan obviamente diseñada para seguir
los cánones de la academia que resulta molesto.
Lo siento mucho, pero yo fui de
esos que vió ‘Amélie’ bajo el agua, y
con metraje sobrante. Además la relación amorosa que el filme vende, nunca funciona
porque según se intuye, en la escena siguiente ya se plantea como totalmente
consagrada. No puedo evitar pensar que esta película tiene más defectos que
aciertos, pero al parecer soy de los pocos que piensan así. De modo que
publicaré esta rápida reseña discretamente y trataré de centrarme en lo poco
bueno del cine comercial de este año. Como la cara de Nolan, por ejemplo.
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