Fighting With My Family (Opinión) | POPCOKEN GOLD


"Be the first you"... Claro The Rock, lo que tú digas—


En la lucha libre —y especialmente en una empresa tan grande como WWE— ha estado instaurado con fuerza este tópico del "hombre grande", ese tío que tiene que ser el ejemplo de perfección heroica para niños y adultos por igual. Hasta la primera década de los 2000, el papel del Wrestling femenino ha sido el de ese momento en el que puedes ir a por más bebidas. 



Las animadoras, por así decir. Combates cortos, con pocos movimientos cumbre, poco contacto con el público y la misma dosis de ropa. La cheerleader que da volteretas y codazos podríamos llamarlo, aunque con más pinta de modelo de bikinis en el mejor caso y en el peor, de actriz porno. Todo eso combinado en un cuadrilátero, con aceite música y unos siete minutos de duración de media. 



Eso y todos los tópicos que puedan satisfacer el lívido del hombretón blanco medio: strip poker, competiciones de camisetas mojadas, lesbianismo del malo, peleas de gatas, sexo en vivo, lesbianismo, palizas por parte de tíos de 150 kg y, ah, si, más lesbianismo completa y totalmente lúdico —pero con un objetivo claramente fálico en mente— para su "único publico objetivo".



 No os lo negaré, cuando yo era un adolescente estaba encantado de ver "esto" en TV, pero con años, perspectiva y educación mínima, uno puede desear con todo su corazón que la palabra Diva no se asociase con striper, en el punto más alto del concepto, y de paso redimirse un poco a sí mismo ¿No sería muy bonito que eso cambiase de golpe?



Con la primera década de los 2000, surge un movimiento claramente de marketing por parte de WWE: lavar su imagen hacia una corriente de pensamiento que pisa tan fuerte como para que se oiga en lo profundo de texas. Las mujeres, ¡sorpresa! pueden ser parte del espectáculo, y no de formas denigrantes y objetificantes. 



 Así que el concepto de "Diva" se comienza a deshacer. Surge en la empresa más importante de lucha libre del planeta, lo que ellos llaman, la "Women's revolution". Si, habéis acertado en ese momento uno de los nombres más importantes fue el de la protagonista de esta historia, Paige. Pero esta no es una historia feliz, al revés de lo que intenta vender Fighting With My Family.



Entiendo las decisiones que se han tomado con esta historia, pero creo que la verdad y los hechos hubieran sacado a la luz un producto más humano y mejor en todos los sentidos. La peli te vende que esta chica, perdida en algún barrio marginal de Inglaterra, se vuelve luchadora profesional en el escenario de Wrestling más grande del planeta. Y, ser es cierto, pero sería la sinopsis de la verdad.



 La película sale en 2019, adaptando un documental de 2012 y se limita estrictamente a dulcificar eso. Cuando en 2018 Paige ya anunciaba su retiro de la lucha libre profesional porque, de seguir haciéndolo se quedaría paralítica por una lesión en su nuca. 



Vale, demasiado rápido ¿Por qué es ésta Paige, y su loco acento británico, algo tan icónico? Bueno, ¿recordáis lo que he dicho arriba sobre lo que parecía antes un luchador y lo que parecía una luchadora? Pues insertad en todas esas rubias y pelirrojas curvilíneas a esta chica pálida como una lápida, con el maquillaje y pelo tan negros como el sobaco de un mono.


 Con un outfit que mezcla lo rockero y lo emo, con un gusto cuestionable pero que, dentro de la lógica de la industria, tiene un rollazo magnético. Vale, pues añadid además a esto que la chica pálida aparece de la nada en la primera división de la empresa y en su primera noche se lleva el título máximo ¿Suena guay eh? Si, de nuevo, esto... no fue del todo así.



Paige no entra al ring en ningún momento como una desconocida que se lleva el spot más grande que la industria puede dar. Paige ya llevaba un tiempo en NXT. La segunda división de la empresa —que hoy en día tiene vida propia—, que sirve a modo de cantera con público en directo. El territorio de desarrollo de toda la vida (OVW) pero con un lavado de imagen y una importante inversión en talento. Ojo, en talento, que no en modelos. Es decir, sí, siguen buscando gente "aparente", esto es la evolución natural del circo; los de la fila 500 tienen que enterarse también, por eso los looks y llaveos son tan exagerados. Al menos ya no parece que hayan salido de un aparcamiento.



 Por eso Paige fue primero campeona de NXT, no únicamente pasó por un campamento donde se hace mucho deporte, como vende el filme. Y ni mucho menos era una desconocida que se quedó congelada en el ring por su timidez. De hecho, si comparas su combate con AJ Lee —su debut— ni los otufits se parecen. Entiendo que cambiasen el de AJ porque la despidieron y tenía los derechos sobre sus diseños de ropa, pero esta peli es sobre Paige, al menos eso podía estar bien.



¿Son estas concesiones para que la historia "entre mejor"? ¿Se "venda mejor"? Si, vale, es la primera película de la WWE que parece una película. Nada desde, cualquiera de El Marine, o See No Evil, o cualquier cosa o cameo que hiciera HHH, parecen películas que merezcan venderse fuera de una gasolinera. Pero esta si, de hecho está bastante bien.



 Pero la historia hubiera tenido mucho más peso, si tras alzarse, hubiéramos podido ver a Paige caer. Caer en el ciberacoso, cuando filtraron vídeos privados y sexuales suyos —que, tristemente, rondan todas las páginas aún a día de hoy— o como cuando se lesionó el cuello, para volver un año más tarde y volverse a lesionar de forma definitiva. 



Para mi eso hubiera sido una historia mucho más humana que simplemente ese rollo del "diferente que se alza" que tanto gusta en EEUU. Ese underdog que lucha contra todo y todos y que puede ser tu ejemplo a seguir. Pues Paige podía serlo, pero con sus mierdas y sus verdades. Con su lesión de mierda que la sacó de una revolución en la que estuvo metida desde sus inicios. 



Eso hubiera sido una gran historia, pero mejor quedarnos con una versión dulce de todo el asunto. No tenía que haber sido The Wrestler, pero sí podía haber sido mucho más, y el material estaba ahí. Al menos tenemos aquí a Florence Pugh alzando un cinturón de campeona, eso siempre merece verse, porque es espectacular. Pero no por la historia que vende, si no por todo este reparto de actores de verdad involucrados en algo que hasta hace no mucho se consideraba un producto de segunda. Con verdad o sin ella, podríamos decir que este es un paso hacia delante. Más o menos.



Jorge Tomillo Soto-Jove

PD: Sólo por un segundo, fijaos en cuantas visitas tiene el Paige Vs Aj Lee. Qué cosas.

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