Emma. | POPCOKEN


—El mal ya no va de negro, va de amarillo pollo—


He podido ver 'Emma.' que al haberse estrenado durante la pandemia se lanzó en streamings de pago de habla inglesa y... os diré ya que no he leído el libro, así que me lanzaré directamente a la historia del filme y a cómo la cuenta, que al final es la parte más interesante. Además quien me conozca sabe que a donde vaya Anya Taylor-Joy voy yo detrás.


El filme es el personaje de Emma, una nñata insufriblemente acomodada que se pasará toda la maldita película con cavilaciones y manipulaciones que al final solo acaban por hacer daño a otras personas. Emma es un personaje de sombras, para que pueda diseñarse un arco redentorio satisfactorio al exponer de forma creciente sus taras de niña caprichosa y subidita, escondidas en todas esas tretas de mala persona. No es algo que el filme diga directamente con palabras, pero si con su vestuario y su forma de representar el costumbrismo de esta familia. Emma se cree mejor que los demás por su posición y riqueza. Se cree en una posición que la justifica para tratar de manipular y construir las vidas de los demás.


El truco de esta película es que es una comedia. Una comedia totalmente blanca y británica, en un sentido bastante puritano de la palabra, casi ingenuo. De modo que sí, cuesta acostumbrarse a este humor de desfalco y cortejo, por llamarlo de alguna forma. Este mundo de poses y ritos sociales que enmascaren las intenciones y palabras dentro de todo tipo de esfuerzos vacíos por parecer lo que no se es. En texto suena complicado, pero en pantalla... fluye extrañamente bien.


Emma no es un personaje que viva en una cueva ella sola. Está rodeada de otros personajes que sujetan el suyo. Así cuando ella parece totalmente insoportable, y dan ganas de clavarle un puñal en la nuca o de tirarla a un pozo, surge su padre persiguiendo las dichosas corrientes de aire, surge el verdadero interés romántico y surge, desde luego, Harriet, que es un ser de luz.


Harriet es una jovencita boba e ingenua que tiene la mala suerte de creer con todo su corazón que Emma es una gran y alta persona, de la rancia sociedad victoriana británica. Mia Goth hace de Harriet un personaje completa y totalmente encantador, con esa voz deliberadamente aniñada y sus maneras, o la forma tan viva, y creíble, que tiene de mirar a Anya Taylor-Joy. Así, mediante la contraposición de ambas figuras, la historia puede sacar más capas de profundidad en la trama.


Para reforzar esa sensación, la directora Atumn de Wilde (de quien he podido saber que se dedica a la fotografía) posiciona elementos con muy buena mano en plano.Por ejemplo, durante casi toda la película Emma y Harriet tienen personalidades contrarias: Emma es el mal absoluto, sin paliativos y Harriet es esa figura angelical y desamparada, falta de perspicacia y algo boba. 


Con eso bien claro, tendremos varios planos cuando charlan solas, donde Emma está en un lado del plano, en un ventanal y Harriet está en el otro lado del plano, en otra ventana. Ambas a la misma altura y estableciendo un diálogo directo, pero claramente diferenciadas. Ahora bien, cuando Emma se acerca a la raíz de su mal y trata de redimirse, se nos muestra a ambas en la misma ventana. Ambas están juntas porque sus naturalezas al fin son afines.


Este tratamiento fotográfico dual es algo que se repite muchas veces a lo largo de la película. Este uso es una forma clara y sencilla de transmitir al espectador que en cada momento siempre habrá dos corrientes muy claras de pensamiento. La cercana a los motivos del bien y el amor tradicional, y la del egoísmo y los intereses individualistas. Así como se nos dice sin que tenga que ser literal que Emma vive mimada, también se nos posiciona contrastando figuras.


 Así cuando las líneas de la moral de cada personaje se difuminen hacia el último tercio, nuestra estabilidad dual se verá comprometida, facilitando que la historia te llegue directamente a la patata. Una historia que al final es... este pequeño chiste blanco que da y pule cera al tópico de las historias de época románticas. Es decir, es inofensiva y fácil de ver y además está bien contada, así que dentro de que se ve claramente lo que es tampoco cabía esperar mucho más.


También se usa entre Emma y Harriet en más de una ocasión los reflejos en espejos, que supongo que vendrán a ser una forma de decir que la Emma del mundo real es la impostada, pero que su reflejo en el espejo, donde la vemos de frente, es su yo interno, el verdadero, pensando alguna maldad.


Hay cosas que nos dejamos por el camino, como un estudio más detallado del amplio vestuario y el uso de colores para transmitir más con la historia. Algo que con un solo visionado se me escapa en detalle, pero si veremos claramente como Emma empezará en esos colores amarillos, que funcionan tan bien para definirla por encima de los demás personajes, ya que ella se presenta siempre desde esta posición de superioridad moral innata. 


Es cierto que usa tonos blancos pronto, cuando aún corre satán pos sus venas, pero ahí lo que imagino que quieren transmitir es la imagen que Emma quiere vender de niña buena y de pureza hacia los demás. Hasta que vaya derivando a colores apastelados que finalmente terminan en blancos con adornos. Ahí el filme transmite que en realidad, por mucho que diga Emma, el matrimonio como objetivo de purificación definitiva, que es el verdadero punto final en el título 'Emma'.


Para acabar he de decir que al principio no entendía nada de lo que estaba viendo. Anya Taylor-Joy está bastante fuera de lugar en muchos momentos, o igual es algo intencional porque sé que tiene talento para más. O el dichoso humor blanco británico que sale constantemente a echarte un pulso, para ver si te vas o te quedas de la peli. Lo bueno es que si te quedas, es un paseo pastel, agradable y lo justo de crítico como para ser cine de entretenimiento transitorio, con algunos detalles finales destacables. 


Pero si no ganas ese pulso, posiblemente estés sintiéndote ajeno, o asqueado con tanta tontería, aunque creo que no es el mensaje ni propósito final del filme. Uno muy entretenido que, según lo empecé, temí que fuera a ser una extravagancia sin sentido, y no. Aunque tampoco creo que la vuelva a ver nunca.


Nota: 6,2

Jorge Tomillo Soto-Jove


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