- Animes con mensajes muy de izquierdas, como a mi me gustan –
Yuzuru Tachikawa es una figura
dentro del personal técnico de anime, que empezó en 2006 su carrera en Madhouse. Aunque no fue hasta principios de la década de 2010s que empezó a cobrar mayor
protagonismo, una vez establecido como freelance. Su obra insignia es ‘Death Parade’ (y su OVA inicial, ‘Death Billiards’, siendo uno de los
animes ganadores del concurso ‘anime mirai’*), aunque también ha ejercido como
director de episodios de animes como ‘Ataque
a los Titanes’, ‘Mob Pyscho’, ‘Zankyou no Terror’ o ‘Kill la Kill’. Su última apuesta es ‘Deca-Dence’, que recoge el testigo de las anteriores series y pone sobre el tablero una historia
original llena de filosofía, emoción y sentimientos.
En una parrilla llena de
adaptaciones de novelas ligeras y mangas entre otros medios, no es sencillo
destacar como una creación original. El no tener un material de referencia
puede ser un arma de doble filo. Por un lado, la libertad de crear un producto
desde cero en cuanto historia, diseños y muchos otros aspectos es imposible en
una adaptación, en contraparte, existen varias barreras: un posible menor
presupuesto debido a que justamente no haya un precedente de la obra en
cuestión con relativo éxito, o que el público no te dé una oportunidad por la
falta de referencias. Personalmente, lo
tengo claro: me gustan los animes originales, que me sorprendan y rompan
esquemas preestablecidos.
Pero no solo en el personal directivo se encuentra plagado de jóvenes
promesas, ya que podemos llegar a contar hasta veinte o más animadores por
episodio (en comparación, en los primeros episodios de la segunda temporada
de ‘RE:Zero’ tenemos una media de diez), la gran mayoría artistas bastante
activos en redes sociales como twitter o Discord. Una hornada crecida en un
mundo tecnológico y conectado.
Una apuesta que sale del país del sol naciente, ya que no solo de japoneses estamos hablando, sino que también de varios animadores chinos. Una oportunidad que ha sido aprovechada a la perfección: peleas dinámicas, explosiones impresionantes, muy buena coreografía… En definitiva, sakuga en estado puro.
ALERTA: ZONA DE SPOILERS – ACONSEJABLE
VER AL MENOS EL CAPÍTULO 2
Es imposible reseñar ‘Deca-Dence’
sin quitarse el sombrero por tener la valentía de meter el giro inesperado del segundo capítulo. Las primeras impresiones engañan. Después de que al
principio del capítulo nos muestren el dolor y sufrimiento con el que conviven
los humanos (o tankers) debido a las pérdidas que sufren en las batallas nos
desvelan el pastel: todo está hecho para el disfrute de los ciborgs, clientes de
la corporación Solid Quake. La elección del título ‘Deca-dence’, no es aleatoria, responde a el período en el que vive
la humanidad restante, donde va perdiendo cada vez más fuerza.
El escenario de un mundo post-apocalíptico no es nuevo, pero la obra
decide explicar explícitamente cómo a consecuencia del desastre natural por la
contaminación, fue una empresa la que “adquirió los derechos de toda la
humanidad”. Y convirtió lo que quedaba de tierra en un mero parque de
atracciones. Un futuro distópico fruto del capitalismo más salvaje que hay. Y
lo muestran no de una forma catastrófica o violenta, sino hasta con un diseño
de personajes bastante cucos. Si lo piensas fríamente es tan cruel que solo
queda reírte por como te la han colado desde el principio.
Contar una historia en tan solo doce capítulos no es tarea fácil, pero
el ritmo no se ve extremadamente apresurado. Por supuesto, es necesario
hacer concesiones: en la sucesión de acontecimientos en forma de mini arcos del
desarrollo de la trama. Esta bombardea al espectador constantemente casi sin
tomar aire. Entrenamiento, misiones importantes, subtramas paralelas,
desarrollo de personajes, exploración del mundo… No hay un minuto en el cual no
se esté dando información que ayude a entender mejor las reglas con las que
juega.
Por ello, su desarrollo se nota
muy orgánico. Los valores que mueven a las dos facciones (por un lado los
“errores” encabezados por Kaburagi y por el otro la compañía) chocan de forma
natural, pues son dos formas totalmente diferentes de concebir el mundo.
Acicalado con una narrativa heroica y un diseño de personajes cuidado y con mimo,
sale una historia que sobresale en comparación con otras obras contemporáneas.
Con un pero. La inspiración directa de ‘Ataque a los Titanes’ (la forma de
pelear, que la población se haya reducido…) es obvia, pero debería evitarse a
mayor escala, pues ‘Deca-dence’ saldría perdiendo si se compara con una de las
obras más influyentes de los últimos años.
El reducido elenco personajes se
encuentra fantásticamente capitaneado por Natsume y Kaburagi. En él encontramos
la figura del maestro mientras que en ella la aprendiz, pero lo verdaderamente
reseñable es que la inspiración no solo fluye de maestro a aprendiz, sino que
también funciona a la inversa. Precisamente el motor de la serie es como
Natsume influye a Kaburagi y le da motivos para creer que los errores no
merecen ser eliminados.
Junto al dúo protagonista,
tenemos unos secundarios destacables: Jill, Donatello, Kurenai, Minato… A veces
menos es más, y no es necesario tener un elenco interminable, sino pocos pero
con calidad. A destacar el trío de Natsume, Jill y Kurenai como ejemplos
de como hacer personajes femeninos. Además de todo el diseño de personajes, que
derrochan vivacidad y color.
Creías que era Hugin, ¡pero era yo, Dio!
En resumidas cuentas, tenemos
ante nosotras una joya que sin hacer mucho ruido, se posiciona como uno de mis
animes favoritos del tan turbulento 2020. La típica historia que quizás no
mucha gente ha visto, pero que aquellas personas que sí lo han hecho, no pueden
dejar de hablar maravillas. Una historia
corta y bien cerrada, con lo extraño que es hoy en día. Capaz de aunar
filosofía, una animación dinámica y humor entre muchas cosas. Lo único que me
duele es que teniendo al actor de voz de Dio como el “villano” no se marcara un
‘muda-muda-muda-muda’…
Nota: 8,7
Javier Tatay Sanzsegundo
*El Young Animator Training Project es un proyecto anual lanzado en 2010, y financiado por el Gobierno de Japón Agencia de Asuntos Culturales con el fin de apoyar a los animadores de formación. Comenzó en 2010 y continua aún vigente.
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