Danna ga Nani wo Itteiru ka Wakaranai Ken | POPCOKEN ANIME

 

- Yo tampoco le entiendo (por el momento), ya que habla japonés -

En cierto momento de tu vida, cuando menos te lo esperas (o no) te llega ese momento en el que tienes que realizar la adulteación. Y por lo general, la forma en la que está montado el mundo no suele gustar, te encuentras atrapado en un trabajo que no te gusta, un bache emocional o quizás una rutina donde cada día pasa a una velocidad increíble pero no notas que tú estés avanzando. Y buscas pequeñas dosis de desahogo, felicidad o distracción. Hoy quiero hablar de una de esas pequeñas píldoras: Danna ga Nani o Itteiru ka Wakaranai-Ken o ‘No puedo entender lo que dice mi esposo’ es un anime (basado en un yonkoma, una tira cómica japonesa) que nos enseña la vida cotidiana de Kaoru y Hajime, una pareja recién casada.

Antes de empezar, vayamos un poco atrás. Esta historia comienza con la revista alemana (aunque se haría famosa globalmente por su versión en inglés) Puck. De ella salió toda una corriente de editores, autores y demás quiénes vieron una oportunidad de colocar más periódicos entre otras lecturas con la inclusión de tiras cómicas. Por ejemplo, los editores estadounidenses William Randolph Hearst y su rival Joseph Pulitzer (sí, el que dio origen a los premios). O a quien se le reconoce como el creador del yonkoma: Kitazawa Yasuji. Con una estructura narrativa inamovible desde 1902, todavía se siguen produciendo mangas yonkoma: Seitokai Yakuindomo, New Game! O Lucky Star son algunos que más resuenan. 

El consumo de yonkoma (especialmente si estamos hablando de solo comedia) es bastante rápido y efímero, pero su creación se antoja complicada: es necesario encapsular en tan solo unos pocos paneles suficiente información para escenificar algo que sea entendible y que además cumpla con su cometido de entretener. Y más aún si queremos añadir la sátira social. Es en este cruce donde se encuentra la serie, que hace mofa de estereotipos “de la vida adulta” a la vez que homenajea a diferentes momentos de la cultura otaku y pop. 

La serie también bebe del estilo tradicional de comedia del manzai (del cual Takeshi Kitano tuvo un grupo al principio de su carrera). Este estilo se basa en el contraste entre los dos personajes principales, que en este caso sería entre la apasionada Kaoru y el inexpresivo Hajime. Ella rubia, él pelo oscuro. Ella asalariada, él lleva un blog de reseñas otaku; todo está hecho para que se contrapongan. Y sin embargo, se quieren y se cuidan, a su manera. Otro de las características de esta comedia es la inclusión de violencia física, aunque de forma animada siempre resulta más “agradable” y permite un mayor despliegue de la imaginación. 

Quisiera destacar lo disfrutable del tono costumbrista de la serie y las moralejas que va dejando. En la primera temporada, tras Kaoru desfallecer por fatiga, Hajime comienza a dejar de comportarse tal y como es, lo que causa aún más enfado por parte de Kaoru. Tras un pequeño estallido (también causado por dejar de fumar), la serie está explicando como los cimientos de una relación deben estar ahondados en el entendimiento entre ambos tal y como son. No se evitar el enfrentamiento, porque es algo imposible que no ocurra en una pareja, pero sí enseña como estos obstáculos se deben solucionar a través de la conciliación.

En el capítulo diez de la segunda temporada se muestra en forma de flashback cuando Hajime y Kaoru aún no eran pareja y una compañera de trabajo confiesa a Kaoru tener sentimientos por él. Sin embargo, la compañera se da cuenta que Kaoru también, y por lo tanto da un paso atrás, negando que le gustase Hajime cuando este le pregunta. A consecuencia de eso, él se pone a llorar, no porque fuera esa chica en concreto, sino porque le había rechazado alguien a quien idealizaba. Y ahí es cuando comprende la diferencia entre querer a alguien e idealizarla, dándose cuenta de sus sentimientos por Kaoru.

El reparto de secundarios complementa a la pareja protagonista y ofrece un acercamiento a una sociedad japonesa más contemporánea y adulta, lo cual es de agradecer ya que cada temporada tenemos una avalancha de animes escolares y se deja un poco de lado una vez se sobrepasa el instituto. Y aquí ya viene una petición muy personal: ojalá más series que retraten aquello que vivimos pasados los veinte, que adolescentes salvando el mundo seguirá habiendo a montones (y los estaremos viendo, aunque tarden años en sacar la última película).

No estamos hablando de una obra que rompa lo establecido, innove en cuanto a narrativa o tenga una animación fuera de lo normal. De hecho, una vez la hayas visto por primera vez podría convertirse en una de tus “confort series” y a la que acudas a volver a ver, ya sea por el tono de que todo puede ir bien, aunque nos enfrentemos a algo desconocido, su corta duración o la capacidad de hacernos sentir reflejados en la pantalla. Pone a personas corrientes frente a problemas reales y de ahí saca situaciones entretenidas y reales.

Agradezco disponer de este espacio que me da Jorge para podes expresar mis pensamientos sobre series que es probable que no tuvieran cabida en otros sitios, dado que no son exactamente lo más popular. Sin embargo, dentro de esta sociedad de capitalismo tardío, veo como esta serie encaja perfectamente, dejándote un par de reflexiones sobre qué es ser un adulto y como no estamos preparados muchas veces para afrontarlo. Está disponible en Crunchyroll de forma gratuita, así que por favor, échale un vistazo si es que no lo has hecho ya.

Javier Tatay




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