Wonder Woman 1984 | POPCOKEN

 

He tenido el mal trago de poder ver 'Wonder Woman 1984' y no sólo siento que me han robado algo muy preciado, si no que se ha hecho de una forma increíblemente estúpida. La primera entrega de WW está lejos de ser excelente, pero sí que es un gran comienzo, una buena forma de adaptar el mito del superhéroe de una forma justa al personaje. 'Wonder Woman 1984' pierde todo eso por el camino y no entiendo bien ni por, ni para qué.

Antes de nada hay que sacar a la luz el aspecto más extraño de 'Wonder Woman 1984', que es que su protagonista es un personaje terciario que va a la deriva de las olas causadas por una trama terrible y absurdamente pobre. Una trama que consigue leves destellos de entretenimiento vacío, y eso cuando está jugando sus mejores cartas, que son pocas. El resto del tiempo estaremos perdidos en una película que parece querer burlarse voluntariamente de los logros de su predecesora, abrazando toda la estupidez y ridículo que la gente que dice "cine de superhéroes" con desprecio, imagina para "este tipo" de películas.

'Wonder Woman 1984', recoge muchos testigos e influencias de lo que otros hicieron en los 2000 y lo traslada de forma fallida a todo lo que toca. Recoge de Sam Raimi, de Nolan, de el MCU e incluso recoge logros de la primera película. Todo eso lo recoge para malograrlo y convertirlo en esta (mala) parodia del cine de Bollywood, que no hace más que perpetuar los privilegios del cine de blancos con una guinda conformista, en forma de de discurso feminista flojo y ventajista, cuando podía haber hecho mucho más con los medios de los que dispone. Desde el púlpito de la comodidad de los ricos yo también doy discursos vagos, y luego me cuelgo medallas. Esta vez no.


Un discurso que podía usar el retrato que hace de la mirada masculina para algo más que para crear un trasfondo estético para los dos polos de la película; villana y heroína. Unos polos que se terminan posicionando omitiendo todo atisbo de construcción o desarrollo de personaje, que pudiera llevarlos de forma natural a esas posiciones. De haber hecho eso el distanciamiento contrastaría las dos formas en que ambas perciben la realidad. Por el contrario esa no es esta historia.

En 'Wonder Woman 1984' nadie importa un comino. Salvo, curiosamente, Wonder Woman; pero porque tiene que salir en futuras películas y no en la suya propia, donde también es un accesorio. Si al menos esta cesión de protagonismo hubiera servido para catapultar a nuevos personajes a posiciones de poder, para tener un universo que pudiera sobrevivir a películas de héroes solitarios. Pero no, todo poder otorgado a los que debieran ser los verdaderos secundarios se esfuma como lágrimas en la lluvia, como el viento en la pradera, como arena entre los dedos. Esas son citas de películas mejores, películas con secuelas inmediatas más dignas que este desastre, que ni siquiera sabe imitar bien a la asquerosamente sobrevalorada 'Thor: Ragnarok'.

Toda la película orbita en torno al aprendizaje de que la vida vale la pena ser vivida, aunque perdamos a los que más queremos. Pero es un mensaje que tarda dos horas y media en ser alcanzado por su narrativa con la punta de los dedos, con pinceladas de lo que trata de vender. Y no sólo es algo que nuestra protagonista podía haber aprendido antes, si no que es algo que podía haber aprendido sin la intervención de Steve Trevor. Un Steve que sólo interviene para que Wonder Woman tenga una causa que perseguir. Aunque sea una causa que se le da otorgada a golpe de giro de cámara y deus ex machina, tras deus ex machina. Aquí es donde entra la magia, el deus ex machina y Pedro Pascal.

Personaje que existe porque una piedra mágica cede ante su voluntad de ser la propia piedra mágica que concede deseos. A partir de ese momento, todo pierde totalmente el sentido porque se realizan todas las tramas mediante el...emm, poder de la... magia. Si, todo está conjugado con la excusa de que una piedra mágica cede su voluntad a un hombre desesperado. Y para algún guionista puesto hasta arriba de coca, esto era mejor idea que poner al mando o tomando las decisiones que movieran la película a la mujer que le da nombre. Encima tiene la desvergüenza de alzarse orgullosa de las que posiblemente sean las peores coreografías de escenas de acción de la década.

¿Aprende Diana algo? Nope. Ni nada de lo que pasa aquí hubiera sobrevivido a una criba suave de guion que respondiera con honestidad a esta pregunta ¿si lo quitas, se notaría? Si quitásemos toda, y digo TODA, la trama de 'Wonder Woman 1984' nadie notaría la diferencia. Ni esta película funciona, ni lo que vende funciona, ni tiene sentido la forma en la que fuerza a la trama y los personajes a llegar al punto en el que los deja. Cuando en realidad, de no haber existido Zack Snyder esta sería la peor película del género de superhéroes. Al menos, gracias a HBO, no he tenido que sufrir pagando por ver esto. Siento mucho que actores que me caen bien hayan tenido que salir y poner su nombre en este sindiós. 

El universo DC cinematográfico está muerto y Warner haría bien en abandonarlo a su suerte y hacer como que no ha existido. Me alegro de haber renunciado a las valoraciones numéricas, por el miedo que me da la nota que podría haber tenido 'Wonder Woman 1984'.

Jorge Tomillo Soto-Jove

Wonder Woman (la buena)

No hay comentarios:

Publicar un comentario