Wind river | POPCOKEN

Antes de nada quiero decir que 'Wind River' no está basada en hechos reales de "forma estricta" si no que adapta historias y datos reales a la ficción para amplificar la exposición de estos datos e historias. Su director Taylor Sheridan, a quién muchos conoceréis por su trabajo como escritor en 'Sicario', reunió a un grupo de investigadores para que le trajeran estas historias y, según he podido leer, fueron incapaces de aportarle dichos datos, ya que no encontraban registros suficientes. Tema que explicaré más adelante para no incurrir ya en spoilers importantes. Y bajo la misma prevención os advierto que esto se va a poner duro y difícil en los próximos párrafos.

En El país de la vergüenza (EEUU) existen más de 300 áreas de reservas de indios/nativos americanos y una de ellas es Wind River, donde un suceso muy parecido al del filme ocurrió hace unos años. Por casos como este se implementaron planes para tratar los temas "que retrata el filme" y... sí, la delincuencia bajó en muchas de estas áreas, pero en Wind River aumentó un 7%. Para que os hagáis una idea y, antes de seguir con datos que pudieran revelar la trama, os diré que esta zona en concreto estaba bajo la custodia de 6 oficiales. 

Que sería una cifra cuestionable en pueblos o regiones pequeñas de un país como España, con sus dimensiones. Pero Wind River era un área custodiada por 6 personas, de casi 9000 kilómetros cuadrados. Un poco menos que Asturias... por ejemplo. Al menos con las medidas llevadas a cabo por Obama, pasaron de 6 a 37. Genial.

'Wind River' es una película cruda y dura y encima sin hacer especial alarde de ello. Le bastan los hechos y los datos para arruinarte la tarde. En la trama nos posicionaremos sobre dos personajes que harán avanzar la trama desde los dos polos opuestos bajo los que contemplan el contexto. El primero está interpretado por Jeremy Renner. Un hombre hecho al terreno, cazador de presas peligrosas y rastreador, que perdió a una hija en una situación tan familiar al crimen en torno al cual orbita el filme, que no puede evitar mezclarse. Y segundo, Elizabeth Olsen. Joven agente del FBI que cree que sabe donde se mete. 

Aquí surge una dualidad interesante en la psicología de los personajes. El cazador que cree que no debería mezclarse, pero que nota en sus huesos que es la misma historia y la pujante necesidad de la investigadora del FBI por involucrarlo, gracias a su conocimiento del terreno y otros factores. Otros como su necesidad de sentirse respetada en un ambiente plagado de hombres acostumbrados al mando y resignados a la situación de la región. 

Es importante entender esta dualidad porque será un pulso constante que irá arrancando pistas de debajo de la nieve, como quien arranca malas hierbas. Es decir, gracias a la construcción del trasfondo y psicología de los personajes la narración policíaca y las labores de investigación surgen de una forma natural y empática. Así, cada vez que la investigadora aprenda algo nuevo sobre la región, lo aprenderemos con ella y será veraz porque el filme deja muy claro que el cazador sabe qué hace, cuando y bajo qué circunstancias hacerlo.

Esto es algo que la película necesita hacer bien para ganarse esta veracidad y lo consigue construyendo con calma pero sin perjudicar al ritmo. De hecho es una película que está tan bien escrita, hacia lo que quiere conseguir, que se ve sola. A esto hay que sumarle una gran labor de dirección, pero la forma en la que los diálogos retroalimentan el conflicto funciona muy bien. Quizá se le puede echar en cara pecar un poco de obvia, ya que es justo lo que parece, pero creo que es intencional. Es una decisión deliberada para servir de pantalla hacia estos problemas que quiere mostrarnos. Aunque al menos se ahorra crudeza y morbo gratuito que otros directores hubieran añadido para ganar con la polémica, cosa que, nuevamente, no parece ser la intención del director.

Lo que ocurre es que, y esto ya puede suponer spoilers, Wind River, al igual que las más de 300 regiones parecidas es un lugar donde las mujeres nativas son violadas o asaltadas sexualmente cuatro veces más que la media del resto del país, y 10 veces más propensas a ser asesinadas (según investigaciones del NY Times). Pero lo peor no se queda ahí, lo peor es lo que averiguamos con el cierre del filme. Y es que no existen datos reales estadísticos, porque no se llevan a cabo. Y Wind River ni siquiera es la más grande de estas regiones, ya que es la séptima.

Una vez dicho eso el resto no lleva spoilers. Hay que destacar las fantásticas actuaciones de los protagonistas, que empiezan siendo "bah los de los vengadores" y luego BAM, en tu corazón. Para mi gusto se abusa un poco del recurso de los pumas, pero es más un elemento temático/poético que una verdadera traba para la calidad general del filme. Es más bien algo que le perdonas porque compras el resto. Así como su insistencia en datos como la congelación pulmonar a bajas temperaturas, aunque este dato está para hacerte daño cuando sepas la verdad final sobre el conflicto y no como otro obstáculo real.

Wind River es más que cine de policías, y es más y mejor que el thriller habitual. Pero aún siendo comedida en su dureza, para mucha gente puede hacerse demasiado dura y es algo que como crítico tengo que recalcar una y cien veces. Eso si para quienes les gusten las historias bien contadas y las actuaciones de peso, esta es la película, haya pasado desapercibida para muchos o no.

Jorge Tomillo Soto-Jove

fuentes: 

UTNE (inglés)

nytimes (inglés)

lavanguardia

revistapantallas

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