Raya y el último dragón | POPCOKEN

Si, he visto esta peli bastante lejos del estreno. Pero ni me apetecía ir al cine con la que está cayendo por una cinta de animación, ni de coña iba a pagar yo solo la salvajada que pide Disney+ por sus estrenos premium, así que la he visto en Disney+, pero algo más tarde. La ventaja de esto es que no tengo que ofrecer una imagen y puedo meterme en detalle a analizar y a hacer preguntas.

La gente es gilipollas. Ahí debería acabar la crítica y sería más que suficiente. ¿Que por qué digo eso? Bueno...estamos mal acostumbrados a esa sensación de que tenemos vela en el entierro de la creación de una película, así que cuando contrastamos nuestras expectativas con lo que realmente ofrece dicha peli, en qué tono y con qué intención, lo lógico es encontrarnos con un muro, solo que no tenemos que pasarlo, por mucho que nos empeñemos. De hecho narrar de una forma tan clara y "sencilla", es algo muy difícil de hacer tan tan bien.

'Raya y el último dragón' es una de las mejores películas que he visto en animación los últimos años, pero hay que saber en qué dimensión lo es. Gracias a las notas, webs de tops y otras basuras, tendemos a creer que todas las películas habidas y por haber compiten en esta suerte de categoría universal. Pero el cine, abarca más que eso. 'Raya y el último dragón' es una película diseñada voluntariamente con unas limitaciones que a un adulto le podrían asquear si la película estuviera diseñada para producirle estímulos, o si tratase de abarcar causas empáticas con su edad. Véase las causas humanistas, que cimentan las bases de todas las grandes obras maestras. Raya por su lado es un producto deliberadamente diseñado para un público muy infantil y se le nota, pero no en un mal sentido.

La historia orbita en torno a un tema central de confianza, tanto de dentro a fuera, como de fuera hacia dentro, por eso enmarca su mundo en una nación dividida, para que las diferentes opiniones que surjan de sus personajes cimienten ese tema. Al posicionar así la mesa de juego, cada pieza sufrirá roces al moverse con otras. Sin embargo, de esos roces vendrá el aprendizaje. Así, al situar a los niños de una forma empática con los distintos avatares que hay en esta historia, por un camino o por otro van a aprender el discurso, moralmente sencillo y funcional, que la película propone y ya está. El problema llega cuando nosotros queremos que 'Raya y el último dragón' tenga tramas emocionalmente más complejas y que no necesita. 

De hecho, es que no necesita nada que no tenga para lograr ser coherente consigo misma. Encima, para cuando puede que te llegues a cansar un poco del viaje del héroe y del aprendizaje de Raya, llegan Awkwafina y los demás secundarios a redondearlo. Estos secundarios, complementan y dan los ecos que Raya necesita para que su historia y moraleja funcionen, además de aportar la agradable idea de familia fuera de la familia que disney no suele trabajar demasiado bien, sin caer en topicazos. Y encima todas las historias, en el espacio que se les da para existir funcionan a la pefección.

Es cierto que toda la película podría haber sido un tanteo mucho más psicológico, reforzando los trasfondos y motivaciones de todos los personajes, sacando más lecturas a todos los conflictos presentes en su trama. Pero elige no hacer eso voluntariamente porque esta historia se recargaría de estímulos que no están en el rango del público objetivo, que es unos seis años de edad. De hecho para mi el aspecto que podía haber trabajado mejor el filme es la evidente química sáfica de sus protagonistas, pero supongo que los accionistas que dieron luz verde a 'Raya y el último dragón' aún necesitan adaptarse a los siglos XIX y XX antes de llegar a la actualidad.

 Aunque más que algo realmente malo, es más una oportunidad perdida. Una que hubiera servido para dar voz y referentes a un sector de la población que, tristemente sigue siendo mucho menos que minoría, y a quienes se trata constantemente de invisibilizar (y de dar caza) por tratar de vivir una vida digna basada en amor. Pero claro, o te sometes a la norma o iremos a por ti con antorchas.

Al margen de eso, que es ya por sacarle puntilla, la película es un movimiento maestro de diseño de producción y fotografía. De hecho, según empiezas a ver el filme te maravillas con sus acabados, renders de luz y detalles, pero luego empieza a usar la forografía y la luz para enmarcar a sus personajes y contar sus emociones sin diálogo y se vuelve completamente espectacular. Al margen de 'Moana' y quizás 'Frozen', no recuerdo una película de animación 3D con una sensación cromática en la luz tan poderosa como la de Raya.  Aquí, vamos y venimos de y hacia esa luz de tormenta, porque el elemento del filme es el agua y todo va a recordarnos a esa sensación. 

Además la tormenta y su "luz a medias", da esas luces que crean tantos contrastes y segundas lecturas sobre los momentos en los que se utiliza. Así como aporta la posibilidad de jugar con colores temáticos sin romper esa coherencia fotografica. Además facilita muy bien las transiciones entre lenguaje narrativo horizontal y vertical, no sólo con los movimientos de cámara y transiciones, si no con las líneas con las que se construyen los escenarios y localizaciones. Sobre todo de camino hacia el final.

Para mi, entendiendo qué, cómo y para qué existe, 'Raya y el último dragón' ha sido una delicia de ver y, si, es cierto que el guión juega mucho con las posibilidades de aumentar ventas de merchandising y juguetes, pero lo hace sin romper la inmersión. Raya habla muy bien hacia el espectador, ya sea con diálogos o sin ellos o con sus secuencias de acción. Para lo demás que nos hubiera gustado que estuviera ahí, habrá otra película. Una que no exista para ser un referente y estímulo de los más más pequeños de casa, que no todo lo que sea animación tiene que ser un valle de lágrimas. Si buscasemos "feel good movie" debería salir 'Raya y el último dragón'.

Jorge Tomillo Soto-Jove

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