La calle del terror, parte II: 1978 | POPCOKEN


-La hora de las dudas, digo las brujas, las brujas-

 Supongo que todo esto tendría mucho más gancho si hubiera leído alguna de las novelas, al menos una. Pero los que me conocen saben que a mi el texto me gusta más dentro de una burbuja/bocadillo. De otra forma, soy de esos que sus ojos siguen las líneas pero su mente está en otra cosa, sin leer nada desde hace rato.

Es cierto, me gustó la primera parte. El conflicto, el homenaje y el núcleo central humanista del amor que hacía de vehículo permisivo a todo lo demás... Que ojo, navegaba entre lo campy y el buen gusto, pero todo ello enmarcado con raíces profundas en el slasher que innegablemente es. En este caso... creo que es una película con muchos problemas, como para limitarse a repetir la formula de la primera, pero de forma descentralizada por la mucho más interesante trama de la primera parte.

No os voy a engañar, volvemos a ver a los personajes de la Parte I, pero es más un trámite o una excusa para poder ahondar en el lore que no pidió nadie. Una secuela (las pocas veces que son buenas) tiene que partir de lo que hizo la primera, pero construyendo una identidad propia y extendiendo el viaje o el aprendizaje más allá, posiblemente hacia otro tema. Uno que te haga sentir que los personajes se han desarrollado y que tú, de forma empática, has sido parte de eso. Pero el problema es que esta trilogía se graba del tirón, por y para netflix y... no sé, a falta de ver la tercera parte, si ha sido una buena idea este "evento de cine". 

Normalmente uno entra a netflix porque siguen siendo los únicos que estrenan todo el contenido de una marca en un día. Así tú puedes elegir si te lo enchufas en vena o lo vas viendo cuando puedas, pero igualmente a tu ritmo. Por eso, (y lo hemos visto en muchos casos) los episodios de sus series suelen retomar literalmente al pie, estableciendo una continuidad muy muy agradable para aquellos que hemos hecho maratones de series. La calle del terror hace lo mismo, pero no. Al menos con la secuela.

 Imaginad conmigo una bola de béisbol ¿vale? es blanca, tiene algunas manchas y ese agradable encordado rojo que le da su forma única. Pero, parad un segundo ¿qué es eso? u-una mancha. La pelota tiene una ¡no! dos manchas que forman la silueta inconfundible de... tu casa ¡es mi casa! le gritas al pavo de tinder gracias al cual dormirás sin pagar hoy un hotel. Pues en la secuela, alguien te vuelve a enseñar la puta bola, para que sepas a que vienes, joder, a por tu carnaza y... la lanza a dos ciudades de distancia con la promesa de que, bueno, volverás a verla y con una tercera mancha.

A partir de ese momento se genera una ruptura irrecuperable con el espectador ¿por qué? pues un poco como con Saw I, que acaba en una nota tan tan alta, que, lo que venga después, te da igual si no es sobre esos personajes. En el caso de 'Saw', simplemente les sudó los cojones seguir la única peli buena buena que hicieron. En este caso es porque quieren meter otra historia del señor que escribió Pesadillas y dejar brillar a la tercera entrega. Y, vista la segunda parte, creo que ya valía con la explicación que se dio en 1994. Sí, hacía parecer a los asesinos genéricos y más parodias de lugares comunes del género que otra cosa, pero tampoco obstaculizaban la trama.

Con esta secuela tendremos algunas respuestas a misterios tan flojos, que tampoco nos va a sorprender ni generar ningún tipo de explicación. 1978 navega tan cerca del género al cual quiere homenajear (con cierta distancia) que las líneas se vuelven difusas según avanzamos la innecesariamente larga trama. Trama que bien podía haber metido un poco el turbo y haberse ahorrado interrelaciones de personajes, contextos y construcciones que terminan en charcos de sangre, cuando con diálogo o exposición rapidita se podía haber logrado lo mismo en menos. Esto hubiera favorecido al ritmo, al tono, al espectador y al loco que se mete todos los maratones de golpe.

Desde luego lo que más he echado de menos en esta secuela era la clara intención estética y decente trabajo de fotografía, que aquí está ausente salvo por el plano de los cuernos de ciervo. Que es una genialidad y justo nos da la información que parece sobre el futuro del filme. Pero tampoco negaré que encontrarme como Emily Rudd, quien yo pensaba que vivía en su pantallita de influencer en instagram, me escama en todo esto, pero bueno por algún lado hay que comenzar. No sería la primera modelo en llegar lejos en el cine, sepa actuar o no. Este es un filme que no sabe o no quiere generar ese gancho con el espectador como lo hizo su predecesora. Lo que fuera que quitaron de la fórmula, se echa de menos.

Al final del día, 1978 tiene poco de identidad propia, y por mucho que trate de girar en torno al tema del amor (esta vez de hermana a hermana) lo hace bastante peor que su predecesora. Es como si esta fuese la película que se hubiesen parado a hacer para descansar y bajar un poco el ritmo, antes de cerrar con todo. Cosa que espero que sea la aspiración final del filme. Pero ahora me da miedo querer ver la última y toparme con una repetición de este esquema. 

La trama interesante de la primera parte se mezcla con lore y finalmente volvemos a lo interesante para cliffhangear salvajemente. El problema es que, de ocurrir en la parte III, no hay una cuarta para darle una secuela digna a la parte I, que al parecer era la única buena o con alguna idea refrescante en la cabeza. Mientras tanto, a esperar. Aunque vosotros ya las tendréis más que estrenadas para cuando estéis leyendo esto.

Jorge Tomillo Soto-Jove 

Popcoken y la Calle del terror.

-Parte I 1994

-Parte 3 1666

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