La calle del terror, parte I: 1994 | POPCOKEN


-Es como volver a casa-

Ya habéis estado aquí. Es así, si habéis visto cine, ya conocéis el lenguaje que va a utilizar este filme para engancharos a su ritmo e historia. Y no, esto no es un cine de personajes, de esos de los que puedes enamorarte del jugoso mundo interior y construcción que tienen, no. Estos chavales son avatares. Carcasas huecas limitadas a un estética y tres tópicos cogidos con pinzas para que puedas posicionarte con o dentro de ellos. Y será la mezcla de estas dos cosas lo que haga que quieras seguir viendo después de esta... ¿basura? mmm tenemos que hablar.

En el cine de meñiques al aire y narices alzadas, ha habido y habrá siempre un debate elitista de fondo y forma. Una conversación que se alargará hasta los albores del último día de la humanidad, donde, incluso ahí, alguien se alzará para decir que el cine de terror es cine de segunda. Y no podría estar menos de acuerdo, pero ya tenemos todos una edad y ni os pienso dar nombres, ni ejemplos algunos. El gran cine de terror existe y ya la verdad que me da igual si os lo perdéis. Ahora bien, ¿hay algo de ese gran abandonado por los críticos de paladar fino y alta cuna en 'La calle del terror, parte I: 1994'? Bueno... sí y no.

'La calle del terror, parte I: 1994' es antes que nada una cinta de cine slasher, así que con eso en mente es con lo que tenemos que adentrarnos en su relato, uno que coge tanto de aquí y de allá que casi parece un monstruo de Frankenstein en sí mismo al acabar. Tendremos unos personajes de un pueblo pequeño de El país de la vergüenza, que curiosamente tienen una rivalidad con el pueblo de enfrente, donde nunca ha pasado nada malo. Un poco el rollo de Springfield y Shelbyville, pero sin que nadie se case con su prima (que sepamos). 

En un pueblo todo es luz y sol y en el otro carnicería tras carnicería ¿os habíais planteado alguna vez como sería ser los vecinos de Elm Street? ¿de Woodsboro? ¿Haddonfield? Imaginad por un segundo que la ciudad vecina tuviera un largo e ilógico historial de asesinatos en masa. Sí, es un chiste bastante gracioso, y además uno con el que establecer una base que diferencia lo suficiente el trasfondo de esta historia como para que quieras escuchar lo siguiente que tenga que decir. Incluso querrás escuchar cuando ese tema que saque a colación tenga sabores que distingues de otras pelis que has visto.

El problema es que esos chistes no son siempre diegéticos, no van con la trama de una forma natural. Los personajes se pasarán el día gritándote referencias de otras grandes obras del cine de terror y de otras películas, como quien tira fichas en la feria del pueblo a las dos de la mañana porque sabe que ya está todo perdido y... funciona. Funciona porque el lenguaje visual de la película se hace eco de la cultura teen-millenial-z de los colores saturados, la nostalgia y el uso de elementos neón para construir una estética tan azucarada que se te pegue a los dientes y haga costra.

'La calle del terror, parte I: 1994' no solo es la consecuencia natural de juntar 'Pesadillas' y Netflix, no. Es saber a qué público y acostumbrado a qué aspiras a engatusar y meterte en el bolsillo ¿Que te gusta 'Stranger Things'? Aquí hay sito para ti. ¿Eres de leer a King y de vomitar sobre las indecencias horribles que hacen los niños de 'It'? Aquí tenemos el refresco con ese sabor. Y si eres un poco más mayor y conoces a todos los asesinos aquí referenciados, te lo vas a pasar igual de bien que jugando a Dead by Daylight, porque todo tiene una reminiscencia común: el tributo.

No tengo ni idea de cómo van a ser las otras dos, y admito que me molesta un poco que vayan hacia atrás en el tiempo y no continúe donde lo deja 1994, pero sé lo que van a intentar porque 'La calle del terror, parte I: 1994' es una slasher para los tiempos de hoy, pero es una shlasher que trata de referenciar y homenajear a todos los grandes que hicieron que esto fuera posible ¿que fuera poisble, exactamente el qué? Pues que los pardillos que crecimos viendo 'Scream' podamos aspirar ahora a trasladar al cine historias de terror que adoramos, ya sean de 'Pesadillas' o de cosecha propia. Y que no por eso tienen que ser malas. Es cierto que esta película no pasará a la historia por nada, aunque tenga una fotografía decente, porque al final lo único que se ve en pantalla es la reiteración de esos viejos tópicos.

Pero si eres de esos que puede ver más allá, que puede ver a través ese espacio que queda en medio de fondo y forma, ahí es donde encontrarás el chiste, ahí es donde 'La calle del terror, parte I: 1994' gana tantos puntos. Por que donde yo esperaba encontrarme un desastre que me hiciera apagar la tele y quererme morir, me encontré varias respuestas a mi presuntuosidad y aires de intelectual que se sabe el truco del susto.

 Ahí es donde da igual si es mejor que prime fondo o forma, (con el perdón de 'Dogville') o si el cine como arte o como servicio. A veces se ve tan claramente la intención de un chiste inocente que vive para agradar a sus fans, que lo demás deja de importar tanto. Con coherencia se puede escribir cualquier historia y ese es el mensaje que prima al acabar de ver esta peli, que, sinceramente me ha picado a verme las demás.

Jorge Tomillo Soto-Jove

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