Señales | POPCOKEN


Con la que está cayendo hoy en día ir al cine es algo que no hago a la ligera y que, tristemente veo espaciarse cada vez más. Entre precios y falta de verdaderos estrenos interesantes como para jugármela a exponerme a cierta pandemia, voy cada vez menos. Así que me puse a pensar y creo que podría ser bonito cubrir un puñado de películas de Shyamalan, por ello qué mejor que empezar con la que seguramente es mi favorita.


Afrontar una crítica como esta, no sabiendo quién ha visto qué me lleva a querer plantearla como si se acabase de estrenar, aunque al mismo tiempo hay que recoger el testigo del tiempo y las relecturas. En el caso de 'Señales' esto está más presente que en muchas obras del director porque es una película increíblemente juguetona y que recompensa sobremanera al espectador que la ve por segunda vez. Uno podría pensar que, sabiendo los misterios y las respuestas a todos los trucos de magia planteados la peli se quedaría sin fuelle, sin chica, pero no. 


'Señales' es una de esas películas cuyo principio siempre me sorprende porque la he visto tantas veces empezada en la tele que se me suele olvidar que sé como empieza: con todas las fichas puestas en la mesa. Shyamalan es un director que muchas veces puede quedar de obvio o pedante, porque se le suele ir la mano con los diálogos expositivos hasta parecer que sus personajes han perdido la cabeza. Eso... pasa en 'Señales' pero con truco. 


Por eso me refiero a su comienzo, porque vemos esta forma de narrar nada más empezar, justo en el tejado de la casa familiar. Pero pensamos, na na na, no puede estar "eso ahí" con trece minutos de film delante de nosotros (créditos de apertura incluidos). Así que empiezas a dudar, con una oreja puesta y una semi posición de defensa lógica hacia lo que vaya a venir de ahora en adelante.


Aquí entra Shyamalan literalmente a sembrar. 'Señales' es un baile con el espectador, con esa persona que desde el principio está buscando pistas en cada esquina, en cada fotograma, así que comienza el diálogo expositivo. Para mi, 'Señales' es una película maravillosa porque te presenta a sus personajes y sus historias mediante diálogo orgánico entre ellos, pero en medio va metiendo exposición falsa y exposición cierta. Me explico. Si todo un pueblo empieza a ver símbolos en los cultivos y se rumorea que se viene una invasión alienígena, lo normal es que todos hablen de ello y traten de encontrar respuestas a lo que pasa. Por eso es natural que la película te tire a la cara todo tipo de teorías sobre qué está pasando, pero es que también te va diciendo qué va a pasar de una forma nada sutil. 


Esta falta de sutileza es Shyamalan dejando pistas al espectador en su cara para que al acabar se sienta recompensado y tratado como un pez grande en una pecera pequeña. Pero este truco no lo notas la primera vez que ves el filme porque tú también estás dudando de las cosas que pasan y de lo que estás viendo. Eso es algo que esta película hace de forma mágica: insinuar sin mostrar. Si nos parasemos a estudiar la composición fotográfica de este filme tendríamos material para una clase entera, pero hay que tirar para adelante hacia lo importante.


'Señales' es una película que se las arregla de forma magistral para no enseñarte nada y picarte, incentivar tu curiosidad, incluso más allá de unos Mel Gibson y Joaquín Phoenix totalmente sobreactuados, a quienes rescata un doblaje magistral. Tú sabes en el fondo que hay algo ahí fuera, pero Shyamalan se las arregla para que tengas muy poca información visual de los misterios y mucha de la gente a quienes les ocurre ¿para qué hace esto? bueno, pues para lo mismo que todos los personajes hablan de cara a la cámara. 


La historia de esta película es antes un drama familiar y de fé, que una película sobre ovnis. La invasión y nosotros llegamos en un punto muy concreto de las vidas de esta familia, y por aprender su contexto nos situaremos en un marco completamente empático. Uno que forzará a la familia a avanzar en sus traumas y conflictos internos. Vaya, como si esta raza alienígena fuesen psicólogos que le quisieran decir a Mel Gibson que colarles a tus hijos una última cena y ponerte violento no está ok.


Cuando se resuelve el misterio, queda un poso suave y metido un poco a la fuerza sobre el debate de seguir o seguir la fé, pero la recompensa positiva hacia el espectador tan parecida a 'La guerra de los mundos' y tan mejor manejada, hace que aceptemos como aceptable la resolución final, ya que ni traiciona a los personajes, ni al espectador y tampoco parece querer venderte nada. Entiendo perfectamente a quienes no les guste esta película. Su forma de contar sin mostrar y centrarse en el drama familiar por encima de naves, lásers y bombas, puede hacer parecer que es una peli menor. Incluso para quienes buscaban algo más íntimo puede parecer menor, porque Shyamalan es bien especialito y a mucha gente su estilo de lanzarte info a la cara, para luego recogerla y hacerse el misterioso, no le funciona. Y lo comprendo porque yo también lo veo, pero en conjunto adoro todo el tono y misterio de esta historia.


Puede que me vea influenciado por la extraordinaria banda sonora y que sea una de mis primeras pelis vistas, pero para mi siempre tiene ese algo mágico el volver a este pequeño pueblo que no sabe qué hacer ante lo desconocido. Porque ahí es donde me posicionaría yo, aunque seguramente sería el que ve trece anuncios por la tele pero shhh, hacemos esto por la magia del cine y todo eso. Una peli fantástica, incluso por encima de sus muchas tonterías dignas de scary movie. Sólo que con buena dirección, fotografía y una música excelente. En mi caso siempre se me hará un nudo en el estómago con el flashback final de Graham en la carretera. Así como pocas cosas me pondrán los pelos de punta como el momento "batea fuerte", y eso es algo que sólo algunas pelis consiguen.

Jorge Tomillo Soto-Jove

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