-¡Camarero! Hay azúcar en mi placa base-
¿Qué es el amor? Es una pregunta que fácilmente invade
nuestras mentes cuando vemos una película como ‘Her’ ¿estaba yo así de loco cuando la conocí? Me temo que sí que
hice alguna que otra cosa tonta, pensamos, seguro que puse bastantes veces las
mismas caras, henchidas de azúcar, que ponía Joaquin Phoenix.
-Esto tiene que ser amor a la fuerza-
Volvemos atrás en
nuestros pensamientos, dejamos de lado temporalmente esa dulce sonrisa que ha
brotado al recordar nuestras primeras citas y rememoramos, que nuestros inicios
fueron bien parecidos a los de Theodore. Hubo un momento en el que estuvimos
solos, si teníamos amigos, pero estaba ese hueco especial que no te permite más
que ir de suspiro en suspiro. Si, ese hueco que ellos no pueden llenar. No
porque tus amigos no lo intenten, ellos lo intentan, pero sigue estando ahí esa
sensación de pesadez, ese mal sabor de boca al acabar el día.
-Ese hueco, ese-
Al principio, al
igual que Theodore, todos hemos estado solos y el haber encontrado –o desear
encontrar- nuestro camino es lo que nos hace identificarnos con él y desear
re-emprender ese camino juntos.
Lo primero con lo que comenzamos este romántico relato
futurístico, es con el propio poster de ‘Her’
hecho fotograma –salvo que esta vez no está adulterado con estrambóticos
colores salidos del Photoshop-. Joaquin Phoenix relata lo que es el amor para
una pareja en concreto, para una mujer en concreto, que le escribe a su marido
para que sepa quién la ha hecho siempre sentirse querida. Eso es lo que hace
Theodore, escribe con un programa de reconocimiento de voz, cartas para otras
personas ya que ha podido desarrollar su lado más sensible y dulce a lo largo
de los años.
-Dios mío, soy carne de tumblr-
Al Acabar Theodore su jornada –y en otros momentos más
dramáticos del filme- podemos disfrutar de la visión futurística del mundo que
nos aporta Spike Jonze, con escenarios que alternan entre Los Ángeles –donde se
supone vive nuestro protagonista- y Shanghái. La mezcla de estas dos
localizaciones consigue el efecto futurista pero cercano que tanto bien le hace
a la película. Un detalle que resulta curioso, es la omisión de la
contaminación en todos los planos de exteriores que podemos disfrutar.
-Spike, la gente no se va a creer que esto es Los Ángeles-
Esta
versión utópica, casi onírica, de Los Ángeles tiene esos detalles que todos
reconocemos de la cultura de ciencia ficción sobre un posible futuro cercano. Y
es que, esa es la clave precisamente. Han conseguido, mediante una muy
trabajada fotografía que pensemos en esta versión de Los Ángeles como una muy
posible versión del futuro que nos gustaría para esta ciudad.
Tiene todos los
elementos de nuestra cultura extrapolados hasta que parezcan casi etéreos,
manteniendo ese límite muy claro, ese diferenciador que nos hace seguir
sintiendo en casa. Al tiempo conserva los temores que volcamos sobre nuestra
proyección futura; siendo una versión casi ausente de calidez, a caballo entre
una escala de grises bien conseguida y momentos de color que conserven el calor
humano en el futuro.
Theodore no es precisamente el alma de la fiesta, pero tiene
sus motivos. Es una persona puramente sentimental, todo lo que pase por otros
pasa por él. Esa empatía es lo que le hace tan bueno en su trabajo, escribiendo
cartas para parejas. Un miembro de esa pareja, no sabiendo bien cómo expresar
lo que siente, da unos datos básicos a Theodore, que, con su magia da vida a
esas ideas y hace feliz a la gente.
Curioso contraste; es capaz de hacer
felices a otros pero incapaz de alcanzar la felicidad propia. Al menos eso es
ahora que Catherine –dotada de la imponente presencia y belleza de Rooney Mara-
-Ese mirar tan imponente da carácter a todos los personajes de Mara-
no quiere nada más de él que el divorcio. Como el propio Theo cita ‘Todo lo que
me queda por vivir ya lo he vivido, ya no podré volverlo a vivir más que en una
versión más reducida, nunca volveré a sentir esto’ Pero Theodore aprende una
lección que muchos deberías poder llegar a aprender tras una ruptura: nadie es
nunca el final del camino, sea cuando sea ese final, terminarlo antes de tiempo
es una decisión únicamente nuestra.
Esperar a que otra persona pueda hacer a
uno sentir lo que hizo otra es de necios, simplemente hay que aceptar que ese
puesto ha quedado vacante y que puede ser cubierto. Es aquí cuando entra el
OS1.
En esta era más tecnológicamente avanzada que la nuestra,
pero nada lejana, tenemos diseñadores de videojuegos que trabajan desde casa
–como es el caso de la mejor amiga de Theodore, una artista incomprendida por
un marido sin gusto ni sensibilidad, a la que da vida la omnipresente Amy
Adams- o personas que escriben cartas con reconocedores de voz de alta
precisión.
En este ambiente muy con sabor a Apple, llega el OS1, un sistema
operativo que interactúa, crece y vive contigo. Para Theodore, el OS1 tomará la
maravillosa voz de Scarlett Johansson. La historia de amor brota de lo
imposible ¿pero qué es el amor si no la más imposible de las catarsis? Nunca digas
nunca Theodore.
Obviando el resto de la trama, a la que uno prefiere invitar
a que se vea en el cine mientras se pueda, ‘Her’
es esa película comercial que quiere ir de indie, que demuestra a grandes
producciones como ‘Crepusculo’, ‘Titanic’, ‘Shakespeare in love’ o la irracional y contradictoria peli –que en
realidad iba sobre patos- ‘El diario de
Noa’, que para hablar sobre amor, no es necesario un discurso
grandilocuente, no se requieren forzados y cruentos triángulos amorosos, ni
catástrofe alguna, para representar que un hombre, puede enamorarse de una
mujer y viceversa con la mera justificación de sentirse cómodo social y sexualmente
con esa persona –aunque sea un sistema operativo- Y si alguien tiene algo que
decir, que vaya a por un ajo, un vaso de agua y que se monte una fiesta en
triciclo, a menos claro, que estés saliendo con un cactus, en cuyo caso,
escuchar a tus amigos no estaría de más.
Bromas aparte, reconocer todos los méritos de ‘Her’, su reflejo fiel del amor, su humor
que alterna lo tierno con lo grotesco con maestría y esa fotografía digna de
estudio. Lo único que pudiera echar para atrás al público palomitero es que,
además de escenas necesarias de silencios, ‘Her’,
al contrario que ‘Gladiator’ tiene un
guion. Un guion que viene sin mascar y que no quiere convencer a nadie de su
poderío.
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