Aves de Presa | POPCOKEN


Ni DC, ni yo sabemos muy bien qué pasa aquí


Oh boy, Aves de Presa realmente es una de las cimas de cine. Si, pero del de poner el cerebro en off, desconectar del todo y pedir si acaso pizza, como mayor esfuerzo mental de todo un fin de semana, que culmine en casi dos horas de... no sé muy bien qué.




Como bien dice el bueno de Chris Stuckmann en su review —al cual siempre acudo cuando una película me deja así de confuso— esta no es una peli de Aves de Presa, es una película de Harley Quinn. Y eso, es lo único 100% cierto. Aves de presa es una película que, a nivel de dirección da volantazos. Tan pronto da tonos serios, como comedia mal, como comedia bien, como acción bien o se convierte sin saber tú por qué, en acción genérica de relleno. Es como si unas escenas estuvieran mucho más planeadas que otras. Siendo estas segundas, una especie de accidente en medio de un camino que a la peli le da pereza recorrer. 



Una que es mejor pensar que es sólo de Harley pues, de sus demás protagonistas, no es que se haga mucho cargo. Las lanza al tablero y... las deja deambular. Un poco como a Harley, pero a ella le pega porque se supone que su cerebro tiene que funcionar así, por impulsos erráticos.



Dicho lo cual, dios sí se nota que esta película tiene detrás a Margot Robbie para todo. Para mucho mejor con Harley. Han cogido la etapa de la Harley emancipada de Amanda Conner y Jimmy Palmiotti, y la han usado de trampolín para lanzar esta versión del personaje. Una que necesita tanto alejarse de su primera versión que cuesta un poco tragar con ello. 



Seamos claros, Margot Robbie es fascinante como Harley, de hecho se nota que es de las pelis donde mejor se lo ha pasado haciendo el cafre. Pero hasta que alguien no se tome más en serio al personaje, cómics incluidos, seguirá siendo una perfecta secundaria. Un combustible, un personaje que te revulsiona cualquier trama cuando aparece e incluso parece que se roba el momento. Uno que si lo expones al protagónico, pues se le ven las costuras, sintiéndolo mucho. 



Al igual que con los —mediocres en guión y excelentes en arte— cómics de Batwoman, la nueva etapa de Harley tiene un poderoso mensaje y es muy necesario que exista para futuras generaciones de lectoras —y lectores— que, con ella, se atrevan a dar el salto al mundo del cómic. Un mundo donde hace 20 años no existía traza alguna de referencia. Así que lo mismo se tiene que aplicar para esta película. Es necesario que haya cine con protagonistas que no sean un objeto o Anna Paquin en El Irlandés. Que nadie tenga que rescatarlas o jugárselas en una boda. Si, es una película mala, pero nivela la balanza dentro de un campo de nabos rancio.



Mi generación tuvo a Ace Ventura en el cine, al Equipo A en la tv y otros tantos despropósitos a los que acogerse. Los niños y niñas que tengan ahora diez años o menos, no saben si quiera a veces que exista un cómic de Harley Quinn o de Iron Man, para ellos esta es la versión por defecto, como para mi lo fueron Jurassic Park , Tiburón o Star Wars, hasta que me enteré de que estaban basadas TODAS en libros. Un día, después de ver Aves de Presa 30 veces —para dolor de sus padres— un niño o una niña encontrará una puerta que le lleve de una película mediocre cuando más a un mundo totalmente nuevo. 

Por eso es importante que exista Aves de Presa, porque cambia la dinámica previa y crea un referente. Si, uno vago y mejorable, pero uno que antes no estaba ahí para nadie. Porque cada ve que sale algo donde la hegemonía autocomplaciente blanca, corren ríos de lágrimas incel a boicotearlo. 



Ahora lo único que quiero es que alguien, en seis o diez años, atienda a Harley Quinn de nuevo y le de una historia mejor, un relato mejor, entonces de verdad las cosas se pondrán divertidas. Porque con esta versión, hay ratos que hay que esforzarse para que te guste, aún en coma cerebral. Sin embargo, hay que admitir que eso le pasaba igual a Suicide Squad e hizo una buena taquilla. 





Si tuviera que atacarle con dureza a algo del filme, sería a Ewan McGreggor y su "versión" de Máscara Negra. Si, es un personaje con poca o ninguna relevancia fuera del universo Arkham —lo mismo para Zsasz—, pero este tópico enfermizo que cuenta que los villanos varones blancos tienen que estar amanerados por ser malos, no sólo lleva por apellido fobia, si no que es algo que deberíamos dejar atrás. Ser gordo —los 90s— o tener gestos amanerados no te hace malo, no es algo incorrecto en la naturaleza humana. Estando ya en 2020 empieza a resultar molesto este tipo de insinuación velada, tan presente en el cine. O la peli podía haber sido honesta besarse Zsasz y él.



En definitiva, si tuviera que decir algo rápido y corto sobre Aves de Presa sería que no vale el precio de la entrada. Que no esperaba nada bueno, ni nada peor que Suicide Squad y es más o menos así. Sólo que en algunos momentos tiene aciertos puntuales a nivel coreográfico, compositivo y hasta fotográfico. Es tirste que agrade ver color en una película de superhéroes.




 Unos superheroes por cierto, que aún arrastran esa sensación de vergüenza que tanto exhibían los X-Men de los 2000, hacia los trajes originales. O el puto síndrome de la máscara: ya sé que pagas a un actor por que ese actor interprete algo, pero Hugo Weaving no iba enseñando el careto tras la máscara de V, porque no le tenían miedo al personaje, ni a su aspecto original. Cosa que el cine de superhéroes lleva arrastrando desde que Blade, X-Men y Spider-Man dieran el pistoletazo de salida hace ya 20 años.

Nota: 5,2

Jorge Tomillo Soto-Jove

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