La importancia de las líneas en el cine | POPCOKEN


Antes de nada quiero aclarar que este no pretende ser un artículo académico de ninguna manera, simplemente es algo en lo que pienso a la hora de afrontar una narración, ya sea viendo cine o dibujando —que es lo que más me gusta ever—. Así que creo que esto podría ser útil a la hora de entender más capas la próxima vez que se vea una película. De todas formas, tampoco se puede aplicar en valores exactamente absolutos; cada imagen merece ser evaluada en sus propios términos y en sus propias normas, use las que use para expresarse, o simplemente se sitúe para generar movimiento. 


También se tienen que tener en cuenta las formas y el posicionamiento de sus figuras, o el uso y tratamiento del color, el vestuario... pero no entraré en todo eso por no extender esto hasta el infinito, y porque es algo que aún me cuesta entender del todo.


Para empezar a entendernos tenemos que ver todos claramente que dentro del lenguaje visual del cine hay un elemento de unidad básica de composición, que son los tres tercios. Para simplificar: imaginad una imagen panorámica y divididla en tres partes exactas horizontales, y luego verticales. Ese enrejado de líneas es la estructura más básica para componer una imagen. En el cine, esta unidad mínima se usa de base para construir más cosas, porque la narración depende en su gran mayoría del uso de esas cuadrillas exactas. Por eso es tan importante todo el proceso que lleva al director de fotografía a este "entendimiento" con la película.



Al mismo tiempo, la estabilidad y el peso de la imagen dependen de que se establezcan bien los elementos dentro de la misma. Si no quien mire sentirá que los elementos "se caen" de la imagen, o por lo tanto que se están enfrentando a algo irreal. O puede que dos personajes totalmente opuestos, digamos la madre de una chica y el novio de esta, hablen en privado, uno a cada lado del plano pero con un elemento que distingue a la chica justo en el centro. Ahí la imagen situará a los personajes en un pulso, contraponiéndolos entre si y, al mismo tiempo, contra el elemento central.


Al situar un elemento, una figura, dentro del plano estamos generando una reacción mínima. Ese personaje no necesita expresar nada para transmitir información con su posición. Si está a la izquierda del plano puede ser que el director quiera que tengamos cerca de nosotros al personaje, aunque no mire a cámara directamente. Que, al establecer ese contacto directo en un, digamos primer plano, exista una relación en la que quien mira aprenda algo. 


Algo que, además, al averiguar por sí mismo sin diálogo, asumirá empáticamente como cierto y veraz. Si, por el contrario, está posicionado a la derecha, de nuevo sin mirar a cámara, el espectador asumirá que el personaje es distante, que está transicionando hacia otra postura, o posición, dentro de la narración. Posiblemente hacia algo negativo o triste. Todo esto teniendo en cuenta que partimos de una manera de pensar occidental, ya que leemos las imágenes como leemos los textos.


Aquí es donde se pone más divertido, porque al cambiar esta estructura por una más compleja, la dirección de las líneas hará que la vista del espectador viaje por el plano, guiado por su compositor. Hasta ahora hemos hablado de una imagen proporcional y estable, una que maneja con rectitud y planteamiento neutral su propia postura. Pero si las líneas cambian, es ahí donde se crea la magia. Imaginad de nuevo una imagen panorámica, una con una carretera en el medio exacto de la línea horizontal.

(no es esta pero os hacéis una idea de qué hablo)

 Ahora imaginad que esa carretera se balancea, bajando un poquito el lado izquierdo y subiendo el derecho. La parte de los tercios de la izquierda queda bastante más abajo que la parte de la derecha. Este plano, basado en una línea diagonal frontal trata de transmitir que esta situación es diferente a lo normal, que no es natural o que es inestable. Trata de transmitir que lo que sucede no está en el sitio que debería, transmite que este plano es un elemento intermedio entre un recorrido aún por suceder. 


Así, al pasar de forma inconsciente nuestros ojos por la carretera, veremos como la línea asciende dentro de esta situación inestable, pero que el punto final esté en un valor alto del plano, refleja de forma subjetiva una tendencia futura positiva o una constraposición con algo superior. Al estar el punto final en alto, partiendo de algo objetivamente inferior, quien recorra la imagen obtendrá una versión positiva o superior de la idea planteada. Claro está, esto se tiene que ver con algo más complejo que una carretera, pero es importante tener las líneas claras en la cabeza.



Ahora llega el hijo raro que hay en toda familia: el plano holandés, o plano aberrante, aunque hoy en día también se debería llamar plano de videoclip. El plano holandés retuerce la imagen con una diagonal muy fuerte y agresiva, para generar una sensación grave de inestabilidad. El personaje dentro de esta situación está en un momento de peligro, fantasía, alucinógeno o un poco de todo. O simplemente, puede ser que se use para denotar que la situación hace que se sienta fuera de su elemento o plano de realidad.



Habitualmente se usa mucho para generar agobio dentro del espectador que ha entendido siempre la ley de los tres tercios como territorio seguro. Aunque siempre puede llegar alguien que lo use con ningún tipo de intención, y te lo coloque alejado del ritmo de la narración "porque mola mazo que te cagas". Así cientos de videoclips y películas como 'Power Rangers', han destrozado el sentido de este plano, que muchas veces se termina usando como recurso estético vacío y no como un elemento más dentro de la narrativa.



En última instancia, al mover los elementos por la imagen, hay espacio que no se llena.  Bien porque se quiere orientar el ojo del espectador, o porque al orientarlo se quiere esconder algo fuera de su vista inmediata. Imaginad a una persona en un primer plano de busto en el centro exacto de cada eje, mirando a cámara y dejando entrever una ligera sonrisa. Ese plano está generando complicidad entre el personaje y el espectador. De nuevo apela a la empatía, sólo que de una forma más privada, con un pelín de morbo, casi una pequeña provocación.


 Primero porque está de frente a cámara, segundo porque mira a los ojos y tercero porque sonríe, pero lo hace lo último, porque te confirma esa complicidad. Confirma que te está mirando a ti, porque en ese momento exacto, que tú sepas algo que da a entender con sus ojos es importante, en ese momento sabes algo que los demás no y que está por ocurrir. Bien, ahora imaginad lo que hay a su alrededor. Hay un montón de espacio "vacío", aparentemente carente de interés. Está ahí para que nuestros ojos vayan directos a los del personaje, para enmarcarlo y guiarnos sin que nos demos cuenta. Ese espacio vacío se llama espacio negativo. Uno que se usa deliberadamente para oxigenar la imagen y provocar al subconsciente del espectador. Como el no ver nuestra nariz, el espacio negativo lo omitimos de primeras por su aparente normalidad o falta de peso o interés.

Por ejemplo, en 'El hombre invisible' se posicionaba constantemente a la protagonista fuera del eje central en escenas cotidianas, estables y normales. Pero al estar ligeramente fuera de ese eje central, el espacio negativo sugiere que hay algo más en la escena. Sugiere que posiblemente, y aunque no lo veas, no está sola y corre peligro. Al no estar pasando "nada", pero notando que no es lo normal, nuestros ojos recorrerán ellos solos toda la imagen, buscando el peligro y generando ese desasosiego de forma orgánica en nuestra cabeza.


El por qué esto no se debería tratar en valores absolutos es la intencionalidad artística. Hay películas como 'Langosta', que trazarán las líneas de una forma más "dura". Siempre encuadrando académicamente bien y enmarcado dentro de lo que debería sentirse como neutral y natural, para descolocar al espectador cuando todo se vaya de madre. Ahí, al torcerse esa normalidad, el plano supuestamente estable solo causa más molestia y pesadez. Resulta cargante porque no ves venir el peligro y así estás siempre en tensión. O puede que simplemente usen las normas fotográficas y las narrativas dándoles la vuelta para engañar al espectador y llevarlo a otro punto distinto e inesperado. O puede que se rehuya o desconozca el uso de este tipo de narración, en favor o no del todo de la película.



Con esto dicho, buscad películas y analizad las escenas que os gusten. Al analizar dónde y cómo se mueve todo, encontraréis una lectura más a todo el esquema, o puede que no os sugiera nada y no veáis lineas. Pero yo siempre trataré de animar a que se de otra vuelta a lo que se ve en pantalla, ya que, si está un poco elaborado, seguramente haya más de lo que se ve a simple vista. Y, en el caso del cine, cuando lo hace bien, ver el truco sólo suma a esa sensación de maravilla final.




PD: Las imágenes elegidas son ejemplos indirectos y no estrictamente relacionados con el texto.

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