Killing Eve (T3) | POPCOKEN


It gay

No os negaré que afronté el visionado de esta temporada reticente y con cierta pereza encima. Tras meterme entre pecho y espalda las dos primeras temporadas del tirón, estaba ilusionado al ver la primera, pero con la segunda asqueado. No tengo ni pajolera idea de cómo son estos personajes en la novela, pero ni cerca de una puta idea, así que ahí no puedo meterme. Pero si siento que debo meterme con la herencia de los personajes. Es decir, en cada temporada va a cargo de una persona distinta, con esa idea la lanzó al mundo Phoebe Waller-Bridge. Por ello, ver cómo se heredan los personajes y se da la versión del siguiente autor es algo tan importante.


Durante la segunda temporada, —casi toda ella— corre a cargo de Emerald Fennell y dios santo, no pudo equivocarse más. Pasó de ser una serie psicológica-policíaca, a un duelo con la romantización más tópica en el centro. En resumen, bastante doloroso de ver, pero os lo cuento en mi crítica que podéis leer aquí. Vale, luego llega la tercera y es un... popurrí de autores. Pero esto no tiene por qué ser algo malo. Sí, se notan diferentes ritmos y planteamientos muy marcados a lo largo de la temporada, para acabar siendo cada episodio una especie de entidad propia.


 Pero es bastante guay. Lo es porque esta gente ha revisado lo hecho hasta ahora y ha decidido responder a todo ello. Esto se nota con mucha fuerza en lo rupturista que trata de ser en los primeros capítulos, un fuera lo viejo, dentro lo nuevo, bastante tocho. Literalmente, tirado por la ventana.


Esta es una sensación contradictoria, porque estábamos muy cómodos en la dinámica de grupos de las anteriores temporadas y, de pronto, eso ya no existe. De hecho esta temporada se aleja tanto de ese formato, que posiciona a Eve en una arriesgada posición de personaje secundario. Puede sonar como una cagada, pero no lo es. El personaje de Eve, para mantener un poco lo que la hace ser ella, tiene que dejar de subir un tiempo la apuesta, tiene que absorber toda la mierda por la que ha pasado o dejaremos de verla como una persona.


 Así que encontrarla en esa suerte de suspensión, me resulta fascinante, sobretodo por cómo lo traslada a la pantalla Sandra Oh. ¿Por qué dejar a un lado a Eve en hiatus? Bueno, porque la serie no puede seguir empujando a los personajes hacia sus naturalezas finales, si quiere que esto pueda durar varias temporadas más, y es claramente lo que quieren.


Para lograr este objetivo le van a dar todo el poder, y control del ritmo de la serie, a un único personaje: oh si, es Villanelle. Pero se va a hacer con muy buen gusto. La T3 no va a situar a Villanelle literalmente tirando del carro, lo va a hacer con buen gusto, un poco como lo hace todo. En vez de ser un diálogo directo de Villanelle con la cámara siempre encima, serán acciones de ella que forzarán a todos los demás personajes a mover ficha con fuerza. Ya que a estas alturas la apuesta está lo bastante alta como para tener que responder de esta forma.


Sin embargo este no es el punto fuerte de la temporada, ni su reconstrucción forzosa llevada a buen término. No. Su punto excelente, que es lo que realmente hace que merezca la pena volver a ver la serie, es que Villanelle vuelve a ser una psicópata. Ahora vuelve a dar esa sensación con la que la describe Eve según la ve por primera vez. Ahora volver a ver a Villanelle suelta por el mundo es como volver a ver a Lécter por el mundo. 


Sabes que los estas viendo físicamente junto a ti y, aunque crees que tienes el control ese segundo de tu vida, sabes que es una mentira. Ambos asesinos transmiten esa sensación de bestia contenida. Tras sus sonrisas y maneras impostadas está una constante de incontrolabilidad caótica que esta serie está sabiendo transmitir ahora tan bien. Villanelle está donde ella quiere, durante el tiempo que ese capricho le dure y eso hace que nunca te sientas a salvo.


Además de Jodie Comer y el guión, la producción de la serie sabe hacer destacar a Villanelle con mano diestra. La audiencia lo supo desde el minuto uno de verla, pero ahora sabemos más que nunca CÓMO es. Cómo alguien tan visceralmente malvada, puede resultar tan atrayente, magnética e increíble. Bueno, pues porque exuda carisma, tiene ese lado intenso y tierno y... joder por eSOS OUTIFTS! ¡DIOS! Ejem. La serie se asegura de que cada vez que vayas a verla destaque, deslumbre y someta las leyes de la gravedad a su paso de lo increíble que va siempre.


Villanelle sabe que lleva una vida extremadamente alejada de lo común y necesita demostarle eso al mundo de alguna manera. A Eve, con su perfume y su constante acoso y derribo. Y a los demás deslumbrando con cada minuto que tiene en pantalla. Tiene que ser la ostia interpretar a Villanelle, no sólo te dejan hacer el cabrón por el mundo si no que te visten que mmmmamma. Ojalá supiera más de diseño de vestuario para analizar los patrones y combinaciones que lleva puestos, pero todavía no llego tan lejos. Así que me queda disfrutar pura y duramente.


¿Es la tercera temporada la mejor de todas? Ni de lejos, pero al menos hace bastante más que no apestar. Logro que su predecesora no terminó por lograr, desaprovechando todo atisbo de potencial habido. Ver esta tercera entrega para los fans es algo obligado, porque si te gustó lo anterior es una recompensa, y si no, también es una gran recompensa, así que es un claro win win. Uno que además ha reestablecido el tempo y el futuro de la serie al quitar esa quemazón que tenían sus protagonistas, después de exigirles tanto las dos anteriores temporadas. Ahora vuelve a ser interesante ver 'Killing Eve'.

Nota: 7

Jorge Tomillo Soto-Jove


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