Esta era una de esas críticas que no tenía pensadas hacer, de hecho no tenía pensado ver series en mucho tiempo después de mi visceral desencanto con Midnight Mass, serie con la cual me resulta imposible ser objetivo y que, para mi demuestra que Mike Flanagan algún día se tenía que equivocar.
Así que estaba yo una noche perdido por el catálogo asombrosamente escaso de la debutante HBO Max y me topé con una cara conocida, Cristin Milioti. Por el nombre algunos me miraréis con cara rara, pero la habéis visto en un puñado de sitios ya (era LA madre), sólo que para mi se ganó un huequito en mi corazón con la fantástica oda al patetismo que es 'Palm Springs' (que no está en mi mashup por nada).
Os seré sincero, pensaba toparme con una de esas series de las cuales te ves un episodio y no vuelves nunca porque, bueno ¿para qué, no? Pero me topé con un mood muy parecido al de la película anteriormente mencionada y con un poquito de magia de postre. Esa magia era un piloto especialmente bien dirigido, motado y escrito, que deja secuelas de ese ritmo y montaje en el segundo y en alguno más. y tampoco es que te dejé las grandes pistas y giros salvajes. 'Made for love' apuesta por unas cotas más de mensaje y construcción de personaje que de bombásticos cambios de tercio.
¿Qué es o de qué va 'Made for love'? Bueno, esta puede parecer una de esas series de HBO que van de las altas cotas de la tecnología, o que con un poco de suerte podía parecerse a 'Silicon Valley'. Pero no cumple ninguna de las etiquetas que pudiéramos encontrar para justificarnos qué estamos viendo. 'Made for love' es antes que nada, la deformación de la presentación de una serie romántica al uso. Nos lanza su versión idílica de las más altas cotas del romance y el éxito, para luego ir degradando ese retrato con elementos de tensión muy bien traídos.
Nos introduce a sus dos absolutos protagonistas, que son esa pareja que parece tener de todo, (además de una critica y sátira constante de Google, y de cómo hacerle bullying a una gran corporación, cosa que nunca está de más) así que nos mete en medio dando pistas de que algo muy jodido se cuece en este "mundo high tech perfecto". Desde aquí ya no habrá freno. De forma natural, los personajes se distancian para posicionar al espectador con Hazel, que es quien hará que la serie avance al alejarse de Byron, su marido. Pero ni ella es una figura heroica, ni él es ese gran villano de tintes dramatúrgicos que uno esperaría encontrarse por sus acciones. Los dos tienen un pozo de mierda dentro y, mediante sacar cosas de ese pozo, se irán volviendo más y más interesantes.
Aquí tengo que exponer algo de lo que siempre acuso a la ficción que cojea: el recorrido físico de los personajes. En 'Made for love' nadie se mueve. De hecho, si fuera una partida de ajedrez las fichas se pasarían orbitando en el primer movimiento de la partida (hecho en el episodio piloto). Lo cual se puede antojar como una narración un poco tramposa, si lo pensamos de forma objetiva. Pero al mismo tiempo la serie sabe justificar con gracia que los personajes sean así de estáticos, porque lo que es interesante de ver evolucionar es los conflictos entre ellos.
Mediante los roces y desarrollo de personajes, 'Made for love' nos irá contando sus historias, sin necesitar ningún tipo de exposición porque saca toda la información mediante un desarrollo empático. Si obtenemos datos de qué les gusta, o qué les da miedo a los personajes, en su conversaciones entre ellos, vamos a absorber como descubrimiento propio todo lo que nos cuenten. Así, la trampa de su presencia estática (y de no elegir distanciarse más en el espacio), no se notará porque encontraremos pronto el motivo para que esto ocurra, según sus propias normas.
Es una serie muy cortita, su primera temporada quiero decir, por eso tampoco llega a molestar que permanezcan siempre dando vueltas en torno a los mismos lugares. Además he de decir que los dos protagonistas son el casting perfecto para sus personajes, ya que los interpretan de una forma perfecta para con la naturaleza de los mismos. Da gusto verles ser Hazel y Byron, es una jodida maravilla y muy divertido de ver. El único pero un poco más serio es que la serie elige con demasiada frecuencia desdibujar los debates que van camino de exponer o de hablar sobre el maltrato.
Cuando creo que podían haber usado ese tema como gran refuerzo de toda la jodida trama. Pero bueno, esta crítica tampoco pretendía vender esta serie como el pináculo de la comedia o como si fuera perfecta, que no lo es. Pero si esto os anima a verla y a pasar el gran y dulce rato que he pasado yo, habrá merecido cada letra escrita.
Jorge Tomillo Soto-Jove
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